El obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio José Báez, invitó a los nicaragüenses a no permitir que se repita la historia con «diálogos» a escondidas que buscan la permanencia de los tiranos en el poder.
El mensaje fue compartido durante la homilía de este domingo, ocho de enero, en la solemnidad de la Epifanía desde la iglesia Santa Brígida de Brooklyn, New York, en Estados Unidos. El evangelio de este día relata el largo viaje que emprendieron los «magos» hasta llegar al lugar donde nació el Mesías, a quien reconocen y adoran.
Monseñor Báez recordó que el rey Herodes también intentó engañar a los «magos» pidiéndoles que encontraran al Niño para ir él también a adorarlo, cuando sus intenciones era eliminarlo.
«Los tiranos de ayer y de hoy se disfrazan de defensores de la paz y del orden, pero son crueles y desalmados y, como Herodes, terminan siempre provocando mucho dolor y derramando sangre inocente», manifestó el obispo.
«La mentira es un arma privilegiada de los tiranos», reiteró Báez, cuando en Nicaragua se habla de un acercamiento entre el dictador Daniel Ortega y su hermano, el general en retiro Humberto Ortega, para lograr «diálogos» entre Daniel Ortega y la comunidad internacional.

Según fuentes, el mandatario estaría usando al exjefe del Ejército para que sea canal entre las partes. Ortega pide alivio de sanciones a cambio de la liberación de un grupo de presos políticos. Versión que ha sido desmentida por el régimen.
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El jerarca católico, forzado al exilio, recordó que «los tiranos aparentan ser valientes y se presentan altaneros y agresivos, pero son muy miedosos. Se sienten continuamente amenazados. Para ellos, los demás, el pueblo entero, incluso los de su círculo más íntimo, son siempre rivales o enemigos contra quienes luchar y a quienes engañar o eliminar».
Además, «sus reiteradas muestras de falta de integridad y las muchas promesas que han incumplido en el pasado, nos exigen estar alerta para no caer en la trampa de falsas soluciones a los problemas del país que lo único que intentan es asegurar su permanencia en el poder y la continuidad del sistema».

Monseñor Báez enfatizó que «los cambios auténticamente democráticos no llegan con diálogos oscuros, realizados debajo de la mesa y a espaldas del pueblo, ni mucho menos negociando la dignidad y la libertad de las personas como si fueran moneda de cambio. No debemos permitir que se repita la historia si queremos construir una sociedad nueva y auténticamente democrática».
Pidió no tener miedo al poder ni dejarse intimidar por falacias.
Los cambios son lentos
En su reflexión sobre el viaje y «búsqueda constante» de los «magos», monseñor Báez exhortó a la feligresía a «no resignarse a que las cosas sigan siendo como han sido siempre» ni desanimarse ante la incertidumbre.
«Las personas y las sociedades se equivocan (…) Los grandes cambios sociales son lentos y complejos, no se consiguen de un día para otro, sobre todo cuando se trata de superar tantos vicios sociales y políticos que han dominado nuestra historia, tales como el sometimiento de la ley a las arbitrariedades de los poderosos o la indiferencia de gran parte de la ciudadanía frente a la realidad social y política», dijo.
Para el obispo «hay que tener paciencia histórica» y perseverar en el ideal de sociedad que se desea conseguir, apartando «ambiciones mezquinas» y comprometidos en la reeducación de las nuevas generaciones.
«Buscando incansablemente al Señor en la ternura y la sencillez, al lado de los pobres, luchando siempre por la libertad y la justicia, sin desesperar nunca ni resignarnos jamás», finalizó el líder católico.