La organización política Unión Democrática Renovadora (Unamos) señaló que en 2022 la administración de Daniel Ortega y Rosario Murillo consolidó «su régimen totalitario e ilegítimo», además de continuar reprimiendo y encarcelando a opositores, periodistas, laicos, sacerdotes y obispos de la iglesia nicaragüense.
En un comunicado, el bloque opositor aseguró que, durante estos últimos 12 meses, el régimen orteguista «profundizó la represión contra nuestro partido, las organizaciones civiles, periodistas, medios de comunicación, familiares de los perseguidos, y en particular contra la Iglesia católica encerrando a laicos, sacerdotes y a Monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa».
Asimismo, subrayó que «cerca de 400,000 nicaragüenses han emigrado desde el 2018 aguijoneados por la falta de esperanza, la pobreza y la asfixia, por causa del clima de terror impuesto por la dictadura».
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«Detrás de esta emigración, para decenas de miles de familias están el sufrimiento, las rupturas familiares y el miedo por la seguridad de sus seres queridos que emprenden un viaje lleno de peligros, acosados por carteles de la droga y bandas criminales», remarcó.
Unamos también destacó que la dictadura de Ortega y Murillo utiliza «la violencia, la arbitrariedad, la intimidación, la instrumentalización de las instituciones del Estado (…) para mantenerse en el poder a pesar de su falta de legitimidad y de apoyo popular».
«Ortega continuó convirtiendo al país en un yermo desolado de falta de libertades y de irrespeto a los derechos humanos de los nicaragüenses», agregó.
Represión, cárcel y alianzas peligrosas
En este 2022, Daniel Ortega ordenó la detención de al menos 30 nicaragüenses críticos a su régimen. La nueva escalada represiva de la dictadura fue ejecutada desde mediados de mayo a finales de noviembre de 2022.
La lista de presos políticos incluye a cinco integrantes o exmiembros de la Unamos, a monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa y administrador de la Diócesis de Estelí, cinco sacerdotes, dos seminaristas y un laico de la Diócesis de Matagalpa, cinco familiares de perseguidos políticos, dos trabajadores del diario La Prensa y el exgerente general del desaparecido El Nuevo Diario. Además de otros sacerdotes y ciudadanos.
Entre los recientes encarcelados se encuentra familiares de dirigentes de Unamos, como Freddy Martín Porras, hermano de Dulce Porras Aguilar, también exiliada. Varias víctimas han optado por el anonimato por temor a represalias por parte de la dictadura.
La lista de presos políticas también la engrosan Orlando Campos y Raúl Oporta, dirigentes de Unamos en Nueva Guinea.
Ortega además de encarcelar y condenar a decenas de nicaragüenses, afianzó sus «alianzas con Irán, Rusia y otros gobiernos regidos por dictaduras autocráticas».
Por su parte, Unamos señaló que «la ciudadanía resiste y lucha con los medios que tiene para oponerse a un régimen que todo lo aplasta. En primer lugar, están nuestros presos políticos, los que nos dan un ejemplo de firmeza y dignidad, y han convertido la cárcel en la primera trinchera de resistencia cívica y denuncia contra la dictadura».
«Están los ciudadanos comunes y corrientes que con su ausencia de las urnas repudiaron al régimen, negándole la legitimidad que tan desesperadamente persigue. Están los exiliados que mantienen viva la denuncia, la protesta y las gestiones ante gobiernos y organismos internacionales para que no pierdan de vista la causa de Nicaragua», añadió.
Asimismo, Unamos ratificó su «firme compromiso de continuar en la lucha por una Nicaragua justa, libre y democrática».
«Nos comprometemos a seguir luchando porque las víctimas de la represión tengan reparación, verdad, justicia y no repetición. Seguiremos luchando por la libertad de todas las personas presas políticas y por el respeto a sus derechos. No cejaremos en nuestro empeño para evitar que los nicaragüenses tengan que emigrar a países extraños y puedan vivir con dignidad en su patria», concluyó.