Un grupo de familiares de presos políticos pidió a «nuestros gobernantes» que liberen a sus parientes detenidos en las celdas de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Esa agrupación, que representa a unos 28 rehenes de conciencia, no informó sobre el estado de salud y físico de los detenidos, tampoco admitieron preguntas de los periodistas de los medios de comunicación, omitieron los maltratos a los que someten a sus propios familiares y se limitaron a pedir su libertad.
«Es en este espíritu mariano, y reafirmando nuestra nicaraguanidad… les solicitamos a nuestros gobernantes la libertad de todos nuestros presos, en aras del reencuentro de nuestras familias, y del propio país, para que, con un sentido de destino compartido, todos miremos hacia el futuro con optimismo, en una Nicaragua serena y próspera», señala el único párrafo donde se refieren a sus parientes presos políticos.
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El «pronunciamiento» de dos páginas contiene un rosario de 34 nombres de los familiares de unos 28 presos políticos y solo cuatro párrafos donde se esperaría relaten la situación actual de sus parientes que son víctimas del encierro de la dictadura, pero el 75 % del contenido es dedicado a mencionar la tradicional Gritería.
«Estos son días de esperanza, de unión familiar, de amistad entre vecinos, de reencuentro con tantos hermanos lejanos que regresan a su terruño querido, ansiosos de repetir a grito partido hasta quedarse sin voz, ¿Quién causa tanta alegría? ¡La Concepción de María!», se lee en el tercer párrafo del documento.
Este grupo de familiares han pedido en ocasiones anteriores que se abra un nuevo diálogo con la dictadura Ortega Murillo con la mediación de la Iglesia católica, la misma Iglesia que es víctima de la deriva autoritaria del régimen que mantiene en prisión a una docena de sacerdotes, seminaristas y laicos, incluido el obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez Lagos.