La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo se encargó de extender su supuesta «religiosidad» y cristianismo católico a todo el país. En el marco de las festividades a la Purísima Concepción de María, patrona de Nicaragua, ordenó a las instituciones del Estado instalar altares y a las alcaldías realizar una serie de actividades a nivel local.
Según publicaciones de los medios de propaganda del régimen, en diversos municipios del país se «inauguraron» altares a la virgen María en diversos municipios de León, Carazo, Chontales, Rivas, Nueva Segovia, Jinotega, El Rama, Managua y Estelí. En Masaya han montaron sus actividades paralelas a las fiestas en honor a San Jerónimo.
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El oficialista Canal 8 destacó en su sitio web que los altares y el «ambiente navideño» que ha impuesto el régimen Ortega Murillo en la capital y todos los municipios del país son para «que las familias disfruten en paz, amor y armonía la Navidad».
Este apuro de la dictadura por llenar el país de altares religiosos de la tradición católica se da en un contexto de represión, persecución y encarcelamiento contra líderes de la Iglesia. El régimen mantiene a una docena de sacerdotes, seminaristas y laicos en sus cárceles. Uno de ellos está perdiendo la visión y audición a causa del encierro, denunció recientemente el padre Uriel Vallejos.
Monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa, es uno de los 12 religiosos presos, a quien la dictadura de Daniel Ortega lo señala de delitos comunes o por «desestabilizar el país». Hasta el momento, el Ministerio Público no ha presentado una acusación formal contra el prelado.
El informe «Nicaragua: ¿Una Iglesia perseguida?» recoge 396 ataques del régimen contra la Iglesia católica de abril 2018 al 16 de noviembre de este año. El documento advierte que la represión de Ortega y Murillo podría aumentar en los próximos meses.
Los informes de 2018 a 2021 sobre libertad religiosa de la Comisión de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional (USCIRF, por sus siglas en inglés), señalaron al régimen dictatorial de Daniel Ortega y Rosario Murillo de atentar contra la libertad religiosa y de culto de los nicaragüenses, al tiempo que condenó las agresiones de partidarios fanatizados contra la Iglesia.
