El dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, en su discurso brindado en cadena nacional el ocho de noviembre catalogó sus elecciones municipales como un «hecho histórico» en el que el partido sandinista se adjudicó el control total de las estructuras a nivel nacional.
«Es un hecho histórico esta elección del pasado domingo (seis de noviembre) porque por primera vez en historia de nuestro país el pueblo depositó su voto pensando en el bienestar de familias y no pensando en partidos políticos. Están convencidos que el partido político al que pertenecían no había hecho nada y que no quedaba más camino que seguir votando por el Frente», dijo el dictador en medio de su discurso dedicado a atacar opositores y a la comunidad internacional.
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Ortega también expresó que sus elecciones fueron «históricas porque por primera vez en el día de elecciones no hubo agresiones, pedradas, garrotazos, heridos, no corrió ni una gota de sangre». Lo que el dictador no dijo fueron las casi 20 detenciones arbitrarias en este contexto y las amenazas a trabajadores del Estado para que votaran.
El mandatario nicaragüense señaló que los opositores que se encuentran en el exilio se encargaron de «promover la violencia».
«Fueron elecciones donde no se dispararon balas, no se quemaron a estudiantes, policías, jóvenes, no se incendiaron centros médicos, centros escolares, no se bloqueó al pueblo, no se bañó de sangre, como los terroristas, financiados por el Imperio yanqui, bañaron de sangre a Nicaragua. A una Nicaragua que estaba en paz la bañaron de sangre, y pensaban que con el baño de sangre este pueblo se iba a rendir, pensaron que con el baño de sangre este pueblo iba a salir huyendo; y cuánta paciencia tuvo el pueblo, cuánta paciencia tuvo la Policía», añadió.
«Ellos ya se sentían dueños de Nicaragua, y algunos obispos ya se sentían también gobernando Nicaragua, y no tomaban en cuenta que aquí en este país a lo largo de la historia el pueblo ha tenido que enfrentar, una y otra vez, a los imperialistas de la tierra, desde los que llegaron con Colón a hacerse dueños de las tierras que no eran de ellos, a robarle la riqueza a nuestros antepasados, a esclavizarlos, explotarlos, asesinarlos, a tratar de borrarles su Identidad, hasta los expansionistas e imperialistas yanquis», dijo en su extenso discurso.
Durante los comicios municipales del pasado domingo seis de noviembre, el régimen de Ortega y Murillo arreció las detenciones, allanamientos y asedio, 24 horas antes de los cuestionados comicios donde la represión y chantaje aumento contra los ciudadanos para que acudieran a los Centros de Votación. Además, el observatorio ciudadano Urnas Abiertas afirmó que un 82.6 % de ciudadanos no se prestó a la convocatoria, lo que tildaron como una abstención sin precedentes.
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El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) denunció que la pareja presidencial «ya había destruido la autonomía municipal, pero este seis de noviembre, con la nueva farsa electoral usurpó formalmente todas las estructuras municipales, imponiendo así el control, exclusión total y destrucción de la ciudadanía».
Según datos del Consejo Supremo Electoral (CSE), institución controlada por el régimen nicaragüense, el Frente Sandinista de Liberación Nacional se convirtió en el gobernador absoluto en el país, al alcanzar durante las elecciones municipales un total de, 1.494.698 de los 2.028.035 votos válidos. El Tribunal cifra en 54.9 % la participación ciudadana.