La represión estatal contra la Iglesia católica en Nicaragua ha dejado a unos 55 sacerdotes exiliados, dos desterrados y múltiples procesos judiciales contra contra una decena de religiosos, entre sacerdotes, seminaristas y laicos, revela el VII Informe Contra la Tortura del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más.
El capítulo «Persecución contra la Iglesia Católica» explica que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha ordenado la cancelación de la personalidad jurídica de 29 Organizaciones No Gubernamentales de carácter religioso en los últimos dos meses, cuando se intensificaron los ataques de la dictadura contra la Iglesia en Nicaragua.
«Los ataques contra la iglesia católica en el país se han intensificado al punto de impedir actividades religiosas y tradicionales, encarcelamiento de sacerdotes, obispos y laicos, y aumento de la violencia en general contra la iglesia», destaca el documento del organismo de derechos humanos.
Noticia relacionada: Cardenal de Guatemala exige a Ortega respete «la libertad de la Iglesia católica»
El documento explica que el Estado de Nicaragua ha aumentado su «trilogía despótica judicial», al acusar, juzgar e insultar a los sacerdotes y religiosos.
El informe revela que las acciones de la dictadura contra la Iglesia católica incluyen detenciones ilegales y arbitrarias realizadas con allanamientos violentos; ataques nocturnos a otros miembros e instalaciones de la iglesia católica; campañas mediáticas de desprestigio, estigmatización y amenazas, esto para justificar las actuaciones ilegales y arbitraria de los agentes policiales.
Además, la realización de actuaciones judiciales bajo absoluto hermetismo, con audiencias secretas, sin ningún tipo de información al público; intensificación de la estrategia de nula defensa y denuncia al imponer defensores públicos y procesos con condenas garantizadas, como la situación del padre Manuel García.
«Los sacerdotes y laicos detenidos han estado sometidos a diversas formas de torturas y malos tratos, no solo por la privación a su libertad religiosa, que indefectiblemente impacta en su proyecto de vida, sino también por haber estado sometidos a “casa por cárcel” durante semanas, sin la posibilidad de ingresarles alimentos o medicamentos, impactando en su salud emocional y física», concluye el informe.
El pasado 28 de septiembre, en un discurso virulento durante el 43 aniversario de la Policía, el dictador Daniel Ortega catalogó a la Iglesia católica de ser «una dictadura perfecta», y refirió que no pueden hablar de democracia cuando hasta el mismo papa es impuesto por un grupo de religiosos. Asimismo, volvió a acusar a los obispos y sacerdotes nicaragüenses de orquestar el supuesto «golpe de estado» de 2018.
«Una institución como la iglesia católica utilizando a sus obispos para dar un golpe de estado, desde cuándo tienen moral para hablar de democracia. ¿Quién elige a los obispos, al papa? Si van a ser democráticos, comiencen a elegir con el voto de la población, a los sacerdotes de cada comunidad, sino que todos son impuestos, es una tiranía, una dictadura perfecta», resaltó el mandatario.