La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo continúa insensible ante la petición de una niña de ocho años que ha suplicado ver a su padre, el cronista deportivo y preso político, Miguel Mendoza, pese a que el periodista se declaró en huelga de hambre desde hace 18 días, como medida extrema para presionar al régimen.
El periodista fue detenido arbitrariamente en su vivienda el 21 de junio de 2021 y desde entonces, el régimen orteguista le ha negado cualquier tipo de comunicación con la menor.
«Miguel Mendoza lleva 18 días en huelga de hambre, y Alejandra tiene 472 días de no ver, ni abrazar a su padre», denunció la familia del cronista deportivo en su cuenta de Twitter.
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Alejandra Mendoza, de ocho años, sufre la separación forzada de su padre, llora a diario y extraña ver el rostro de su progenitor y jugar con él. Desde hace más de 15 meses, el cronista deportivo fue tomado como preso político por el régimen orteguista.
«No importa si cambió su cuerpo o cómo está su carita, yo lo sigo amando igual o más que antes», manifestó la menor, en unos de los tantos escritos que ha realizado para su padre.
Los familiares del reo de conciencia han solicitado de diferentes maneras se autorice la más mínima comunicación entre Miguel y su hija, sin embargo la administración de Ortega se ha negado a esta demanda.
El abogado del preso político ha interpuesto 11 recursos ante el Tribunal de Apelaciones de Managua (TAM), pero ninguno ha sido contestado. La separación forzosa entre Miguel Mendoza y su hija Alejandra le ha provocado daños en su salud física y emocional a la niña, según familiares.
Miguel Mendoza ha perdido más de 30 libras de peso en prisión y cuando fue presentado en los juzgados de Managua se notó delgado. Sus familiares denunciaron que padece varias enfermedades que no son atendidas por un médico.
El periodista y crítico del gobierno de Daniel Ortega fue capturado el 21 de junio de 2021, lo declararon culpable por los delitos de conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional y propagación de noticias falsas. Las «pruebas» fueron las publicaciones en su cuenta de Twitter. Lo condenaron a nueve años de cárcel.