Para el padre Rafael Bermúdez, sacerdote nicaragüense en el exilio, la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo podría utilizar un diálogo con la Iglesia católica a través del Vaticano para imponer «sus exigencias descabelladas».
En entrevistas con Artículo 66, el religioso señaló que todo intento de diálogo es para buscar las vías para entablar algo formal y algo serio, «recordemos que por medio hay muchas cosas. La Iglesia quiere la libertad religiosa, quiere la libertad del pueblo, la libertad a un de sus mismos miembros».
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Sin embargo, el sacerdote resalta que no están al tanto de cuáles son las «exigencias descabelladas de la pareja dictatorial —de Daniel Ortega y Rosario Murillo—; y no es raro, porque ya lo hemos visto en diferentes ocasiones, que ellos han querido negociar que le suspendan las sanciones personales algunos personajes que están al servicio de ellos».
«No sabemos con exactitud qué exigencias estarán queriendo pedir a la misma Iglesia y a la Santa Sede para que se pueda avanzar un entendimiento. Ellos —el régimen de Ortega— no van a dar un paso así por así, ya que ellos no conocen la bondad en lo absoluto y por lo tanto no van a dar un paso de generosidad», remarcó.
«Iglesia debe defender el evangelio»
En referencia a que si la dictadura dejará en libertad al menos a los sacerdotes detenidos arbitrariamente, a cambio de una posición más neutral con respecto a las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua, Bermúdez indicó que la Iglesia «debe procurar vivir y hasta defender la integridad de proclamar el evangelio».
«Cuando nosotros somos responsables de haber recibido el Evangelio (…) es como una esposada de doble filo que hiere tanto al entrar como al salir. Sabemos que al predicar la palabra no es poner siempre paño de agua tibia, y esas son algunas cosas que la Iglesia no puede en ningún momento descuidar», argumentó.
Remarcó que si la Iglesia quiere «dignificar y cuidar la responsabilidad y dignidad que Dios nos dio eso no se pueden en ningún momento negociar, porque el anuncio del evangelio conlleva libertad, integridad y dignidad de las personas».
«Hay tantos factores que la Iglesia debe de cuidar; aquí no está negociando un objeto, una propiedad, aquí lo se está dialogando es la misma misión y responsabilidad que no ha recibido la Iglesia departe de un ser humano, sino de parte de Dios, desde allí no veo que las cosas sean tan fáciles», agregó.
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El sacerdote expresó que es correcto que algunos de los miembros de la iglesia sean prudentes, pero no se puede renunciar «a algo que no nos ha dado el hombre, sino que nos lo ha dado Dios, así que no es el hombre el que debe decir si debemos o no ejercerlo».
Ortega intenta prohibir la libertad de culto
En referencia al prohibición de las procesiones en Masaya y en otras ciudades, el sacerdote señaló que el objetivo «más profundo» del régimen de Ortega es atemorizar a la población «porque ya está prohibiendo en muchos lugares las reuniones de grupos».
«Ha prohibido actividades y no me refiero a lo que sucede actualmente con San Miguel Arcángel o con San Jerónimo en Masaya, sino que hay pequeñas actividades que ha prohibido, hasta han amenazado a los laicos», explicó.
El padre Bermúdez felicitó al pueblo de Masaya que pese a la represión ejecutada por Ortega llegaron a las iglesias de San Jerónimo y Sa Miguel para participar de sus actividades religiosas.
«A mi pueblo felicidades porque el espíritu está vivo y el Espíritu de Dios está actuando en ellos, pero es preocupante para la dictadura, que dio cuenta que el pueblo no se convocó para atacar a nadie, sino para alabar a Dios, pero ellos —la dictadura— están encima de todo y dan lastima».
A pesar de la represión gubernamental contra la Iglesia católica y el encarcelamiento de sacerdotes, los feligreses siguen demandado la libertad de culto y desafiando los obstáculos del régimen.