Decenas de feligreses católicos se congregaron la tarde de este lunes, 19 de septiembre, en la iglesia San Miguel Arcángel de Masaya para participar de la bajada del copatrono de la ciudad, que este año no saldrá a recorrer las calles de la ciudad por órdenes del régimen de Daniel Ortega.
Dos días antes —sábado, 17 de septiembre— de la festividad religiosa, la institución policial alegó que la cancelación de las procesiones en honor a San Jerónimo y San Miguel Arcángel se deben a presuntas «razones de seguridad pública».
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Pese al asedio policial y paramilitar afuera y dentro del templo, comandado por el sancionado director de la Policía de Masaya, Juan Valle Valle, los devotos de San Miguel llegaron a la parroquia para escuchar la homilía y presenciar la bajada de la venerada imagen.
El alto oficial de la dictadura no pudo frenar los gritos y abucheos por parte de los ciudadanos que se reunieron. Por su parte, el presbítero Ramón López, sacerdote a cargo de la parroquia dio gracias a Dios y a los sacerdotes que acompañaron la actividad religiosas y llamó a los fieles a guardar respeto y celebrar la festividad con devoción y en orden.
En cuanto a la inasistencia del cardenal Leopoldo Brenes, el sacerdote López lo justificó afirmando que el prelado «externa su saludo. El no nos ha podido acompañar ya que en unas horas estará dando inicio a los ejercicios espirituales del retiro de todos los sacerdotes de nuestra diócesis, pero ha estado pendiente de todas estas festividades».
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A como estaba previsto, San Miguel no salió del templo. Luego que la imagen fue bajada por el sacerdote Ramón López y algunos cofrades y la mayordoma Teresa Abdalá, la imagen fue bailada dentro de la parroquia junto a los feligreses que se congregaron.
Según fuentes, hasta el momento antimotines siguen apostados en las afueras de la iglesia, misma acción que realizaron desde el domingo, 18 de septiembre, cuando llegó al templo el comisionado Juan Valle Valle a conversar con el padre Ramón López.
Este es el tercer año consecutivo que el copatrono de los masayas no sale del templo. En 2020 y 2021, fue por motivos de la pandemia del COVID-19, pero este año fue por disposición del Gobierno de Nicaragua.
Esta es la primera ocasión que el gobierno niega el permiso para que las actividades religiosas de San Jerónimo y San Miguel se realicen. La acción de régimen se da en un contexto de represión y asedio contra la Iglesia católica, quien contabiliza siete sacerdotes detenidos, incluyendo monseñor Roñando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa.