En la homilía de este domingo, cuatro de septiembre desde la iglesia Santa Agatha en Miami, Estados Unidos, monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua, habló de compromiso y el deber de cada ser humano por seguir los caminos de Dios sin ningún interés.
En referencia a la lectura bíblica del Evangelio según San Lucas, donde se narra la historia bíblica de quienes querían seguir a Jesús, el prelado señaló que Jesús es realista, «nos respeta y quiere que lo sigamos en modo responsable y consciente».
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«Sus palabras sobre la familia, la cruz y la renuncia a los bienes son duras, son exigencias radicales que nos pueden resultar insólitas todavía hoy a nosotros, pero hay que escucharlas. Jesús sabe que muchas veces lo seguimos llevados por el entusiasmo momentáneo, buscando satisfacer las propias necesidades o por resolver los problemas que tenemos», agregó.
Exhortó además que «a veces la familia se puede volver un mundo cerrado en sí mismo, asfixiante y egoísta, que impide ver el mundo y el sufrimiento de la gente, frenando el compromiso de algunos de sus miembros en favor de la caridad, la justicia y el bien. Pues bien, ni los afectos más íntimos, deben anteponerse al amor de Jesús».
Enfatizó que la religión es y ha sido manipulable y «que el mismo nombre de Dios se puede usar en modo egoísta para propio provecho». Recalcó que «a Jesús no le interesaba la popularidad, ni el número de personas que le seguían».
«¡Qué distinto es Jesús a los líderes populistas!»
En referencia a la situaciones actuales que vive la sociedad, donde se intenta manipular la conciencia, el prelado exhortó que «¡qué distinto es Jesús a los líderes populistas, que se presentan encarnando las aspiraciones del pueblo y pronunciando discursos exaltados con los cuales solo pretenden someter a las masas!»
En alusión a los discursos y a la cuestionada fe religiosa del régimen de Nicaragua, Báez señaló que «¡qué distinto es Jesús a los políticos que explotan irresponsablemente el nacionalismo, se autoproclaman la voz de los pobres y maquillan las encuestas para aparecer populares! ¡Qué distinto es Jesús a los políticos que se aprovechan de las necesidades de la gente, ofreciéndoles dádivas superfluas y prometiéndoles resolver todos sus problemas!».
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Afirmó que Jesús recuerda que para ser discípulo suyo hay que tener el corazón libre de ambiciones, «ir por la vida ligero de equipaje y no estar apegado en modo enfermizo al dinero y a los bienes materiales. Todo se nos puede volver un ídolo al que adoramos y al que dedicamos el pensamiento, los esfuerzos y la vida. Cada uno sabe el nombre de su “dios privado”, al cual adora, por el cual vive y delante del cual se rinde secretamente».
«La cruz es el precio del amor. La cruz es el precio que pagamos cuando amamos con un amor auténtico y fiel. Tomar la cruz es hacernos cargo de los demás, haciendo de nuestra vida un don generoso para hacerles más llevadera y feliz su existencia. Quien sigue a Jesús, tarde o temprano, tendrá que cargar la cruz a imagen del Maestro», indicó.
Los verdaderos discípulos
Por otra parte, el religioso hizo hincapié que «tomar la cruz es vivir y anunciar los grandes valores del Evangelio, sin desanimarnos ni echarnos atrás, aun cuando esto nos traiga dificultades».
Refiriéndose al temor de predicar el evangelio, el obispo dijo que no sirve ser discípulo de Jesús «quien vive atemorizado y silenciado frente a la injusticia, intentando (…) evitar padecer las represalias de los poderosos».
«No sirve quien vive evitando problemas y conflictos, corriendo el riesgo de hacerse cómplice de los tiranos y opresores. Tomar la cruz es también abajarnos al mundo de los pobres y de las víctimas para estar de su parte, sentir sus angustias y luchar por su dignidad y su liberación. Tomar la cruz es sobre todo asumir las consecuencias dolorosas de luchar para eliminar el sufrimiento de los crucificados de la sociedad», exclamó Báez.
No es fácil seguir a Jesús, pero no es imposible. Es posible cuando lo seguimos no como fruto de nuestro esfuerzo, sino como un don que recibimos de lo alto (…) Son inolvidables sus palabras: “No me eligieron ustedes a mí, sino que yo los elegí a ustedes” (Jn 15,16); “separados de mí, no pueden hacer nada” (Jn 15,5).», concluyó el jerarca católico, quien pidió por la libertad de los presos políticos en Nicaragua y «que ponto puedan volver a sus hogares».