El secretario de la Pontificia Comisión para América Latina, el teólogo mexicano Rodrigo Guerra, manifestó a la prensa católica española que el papa Francisco está «grandemente preocupado» por la situación de Nicaragua porque «es el pueblo el que está sufriendo».
«Es cierto que la situación (en Nicaragua) tiene un componente de persecución a la Iglesia católica pero no hay que olvidar el contexto más general, que existen un conjunto de libertades suprimidas a todas las personas y todas las voces que discrepan del discurso oficial», dijo el funcionario de la Santa Sede.
Guerra se ha convertido en los últimos días en el portavoz oficioso de la Santa Sede sobre el tema de Nicaragua. Reveló que existía una «operación diplomática» que implicaba a Leopoldo Brenes, arzobispo de Managua y a él mismo, entre otras personas, para encontrarle una solución a la persecución religiosa desatada por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo en contra de la Iglesia nicaragüense.
«En escenarios complejos como el que hoy se vive en Nicaragua, la Iglesia suele actuar al menos en tres planos simultáneos: el primero es el de las declaraciones o de la ausencia de las declaraciones. Aquí es donde se encuentra inscrito el silencio del Papa durante varios días. Las declaraciones tienen su rol, su importancia. Sin embargo no son la que construyen acuerdos que muchas veces se tienen que hacer de manera lenta, encontrando áreas de oportunidad y buscando siempre preservar que el pueblo no sea sacrificado», explicó Guerra en la televisora de la Conferencia Episcopal Española (CEE).
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Guerra detalló que «los acuerdos» se hacen en la segunda dimensión -la diplomática- en la que trabaja la Iglesia en situaciones complejas como las que vive Nicaragua.
«La diplomacia discreta, efectiva, que no avanza a la velocidad del Twitter sino que avanza lentamente y más cuando hay una situación verdaderamente complicada como la que hoy se vive en Nicaragua porque la realidad está muy tensa. No sólo con la Iglesia, sino con todos los medios de comunicación libres y con los partidos de oposición», puntualizó el teólogo mexicano.
La tercera dimensión en la que trabaja la Iglesia en contextos como el nicaragüense es «la caridad y la solidaridad», narró el funcionario del Vaticano.
«Es muy importante entender que el papa Francisco nos está tratando de ayudar a todos, desde todos los ángulos del compromiso político, a que redescubramos la importancia del diálogo y el encuentro para la resolución de controversias. Porque optar por declaraciones exaltadas de uno o del otro lado, normalmente conduce a situaciones indeseables de violencia», subrayó Guerra.
Silencio no es inacción
El secretario de la Pontificia Comisión para América Latina lamentó en días pasados que grupos políticos opositores, periodistas y activistas políticos de Nicaragua y América Latina atacaran al papa Francisco argumentando un «supuesto silencio» alrededor de la crisis sociopolítica nicaragüense y la escalada represiva del orteguismo contra la Iglesia local.
En este sentido, durante la entrevista con la televisora católica de España, Guerra narró que los silencios del Pontífice no significan inacción o quedarse al margen de las situaciones.
«Fratelli Tutti, este documento que el papa nos ha regalado; es como la ‘carta magna’ para este tipo de escenarios que hoy todos debemos tener presente para entender y aprender a interpretar hasta los silencios del papa que nunca son apáticos sino siempre son orantes buscando actuar con prudencia y con sabiduría; no siempre a nivel de declaraciones sino también a través de muchas otras acciones que se realizan simultáneamente», concluyó el funcionario de la Santa Sede.