El partido político Ciudadanos por la Libertad (CxL) cumplió este seis de agosto un año de haber sido despojado de su personalidad jurídica por el régimen de Daniel Ortega, en un contexto de persecución política contra opositores a las puertas de las elecciones presidenciales programadas para noviembre de 2021.
«Hoy, los nicaragüenses seguimos viviendo una etapa trágica de nuestra historia, donde se acentúan día a día la carencia de libertades, la pobreza, la emigración y el exilio», manifestó la organización opositora mediante un comunicado.
Su presidenta nacional, Kitty Monterrey, quien se vio forzada a salir del país hacia Costa Rica en medio de la represión, reafirmó que «continúan firmes en sus principios y valores,demandando democracia y libertad» para Nicaragua.
Desde el exilio, Monterrey le remojó al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo que sigue siendo nicaragüense, a pesar que pretendieron arrebartale su nacionalidad al cancelarle su cédula de identidad, y mantiene la esperanza de «regresar a una Nicaragua verdaderamente libre».
«Los Ciudadanos por la Libertad mantenemos nuestro compromiso de contribuir a la construcción de una Nicaragua donde las instituciones públicas sean fiel reflejo de los valores y aspiraciones que nos unen, y seguimos demandando libertad de los presos políticos, el restablecimiento de las libertades ciudadanas y elecciones libres y transparentes, que nos permitan iniciar la construcción de una sociedad democrática donde todos podamos vivir y progresar en libertad junto a nuestras familias», señala el comunicado.
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El 6 de agosto de 2021, el Consejo Supremo Electoral (CSE), controlado por el partido de Gobierno, canceló la personalidad jurídica del partido CxL, en contubernio con el Partido Liberal Constitucionalista (PLC), manejado por María Haydée Osuna.
En tiempo récord, los sancionados magistrados electorales ilegalizaron al partido, de manera arbitraria, y cancelaron los documentos que acreditan la nacionalidad nicaragüense a su representante, Kitty Monterrey.
La acometida ocurrió mientras la dictadura perseguía y encarcelaba a aspirantes presidenciales y más de cien líderes opositores, al tiempo que CxL se perfilaba como la casilla de oposición más viable para enfrentar a Ortega en los comicios.
Tras el «guillotinazo», Ortega allanó su camino para erigirse presidente de la República por cuarta ocasión consecutiva en elecciones declaradas ilegítimas por críticos de la dictadura nicaragüenses y la comunidad internacional. La organización opositora asegura que sigue «firme, trabajando y con esperanza de contribuir a la construcción de una Nicaragua democrática»