La Curia Episcopal de la Diócesis de Matagalpa se convirtió en la «cárcel» que le impuso de facto el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo a monseñor Rolando Álvarez Lagos y un grupo de servidores de la Iglesia con los que se encuentra retenidos desde el mediodía del pasado tres de agosto. El cerco policial de los agentes de la sancionada Policía podría superar los 50 oficiales que mantiene bloqueados todos los accesos a la residencia del obispo.
El purpurado, crítico de la dictadura Ortega Murillo, salió ayer con el Santísimo a las afueras de la Curia Episcopal rodeado de agentes policiales. Les reclamó su presencia y los encaró para que lo dejaran en paz, que cesara el asedio en su contra. La exposición del Santísimo, pese al contingente policial que mantiene sitiado la sede del episcopado, obligó a la dictadura a ampliar el número de efectivos que intentaban alejar a la población que adoraban el sacramento.
Estos nuevos ataques a la Iglesia incluyeron el cierre de todas las radios religiosas que eran administradas por la Diócesis de Matagalpa. También la cancelación de TV Merced, el Canal Católico de Nicaragua, propiedad de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), el asedio a templos religiosos; la ocupación de los equipos de transmisión de las radios; el asedio por tres días al padre Uriel Vallejos y la toma de la capilla Niño Jesús de Praga, en Sébaco.
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La salida de monseñor Rolando Álvarez de la Curia Episcopal fue bloqueada por cinco agentes antidisturbios de la dictadura y una patrulla policial que se plantaron en el garaje del edificio religioso. El obispo intentó salir del sitio para oficiar una misa en la catedral San Pedro Apóstol, pero fue impedido por los oficiales de la Policía sancionada la tarde de ayer, cuatro de agosto.
Ante esta situación, el jerarca convocó anoche a una «Cantada a Nicaragua y Dios» desde la Curia Episcopal desde donde se encuentran retenidos. Para este día ha llamado a los fieles a participar virtualmente de una misa en horas de mediodía desde el mismo sitio. Todos los actos litúrgicos que realiza desde el encierro impuesto por la dictadura son transmitidos en las páginas sociales de la Diócesis de Matagalpa.
Las relaciones entre el régimen sandinista y la Iglesia católica de Nicaragua han estado marcadas por roces y desconfianzas en los últimos 43 años. Ortega ha tildado de «terroristas» a los obispos nicaragüenses que actuaron como mediadores de un diálogo nacional con el que se buscaba una salida pacífica a la crisis que vive el país desde abril de 2018.
También los ha calificado de «golpistas», acusado de ser cómplices de fuerzas internas y de grupos internacionales que, a su juicio, actúan en Nicaragua para derrocarlo. En los últimos meses la dictadura de Ortega emprendió una persecución contra la Iglesia católica y sus principales líderes.
A inicios de mayo, la Policía había iniciado una ola de asedio contra los sacerdotes, entre ellos está el padre Harving Padilla, párroco de la iglesia San Juan Bautista de Masaya, el padre Uriel Vallejos, párroco en Sébaco, Matagalpa, así como del mismo monseñor Rolando Álvarez, este último se tuvo que refugiar en un templo de Managua tras varios días de persecución de la Policía.