El obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, instó al pueblo nicaragüense a mantenerse en oración y procurar el bien, porque «el demonio quiere venganza, odio, muerte, destrucción; quiere destruir nuestra vida, nuestra felicidad, nuestra paz».
En su programa semanal «Pastoreo, Comunión y Oración», difundido a través de las redes sociales, el religioso aseguró que a través de la oración «el Señor va actuando en Nicaragua. A como dice el papa Juan Pablo II hay una fuerza misteriosa que va transformando desde las más profundas entrañas del mundo, va transformando nuestra historia, nuestra vida».
Asimismo, señaló que intensificando las plegarias y oraciones «podemos realmente penetrar en las profundidades del misterio de Dios, pues sabemos que la oración es la que salvará a Nicaragua, la oración es la que salvará a nuestra patria».
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El también administrador apostólico de la Diócesis de Estelí reiteró a sus feligreses que el mal se vence con la fuerza del bien.
«Hemos también advertido, en el nombre del Señor, no caer en las tentaciones del odio, de la venganza, del resentimiento, de la furia interna, de la prepotencia, de pagar mal por mal. No, no caer en esa tentación demoniaca, del demonio, sino resistir a eso con la fuerza del bien», exhortó.
Además, monseñor Rolando Álvarez aseguró que la opción diaria es entre el bien y el mal. No hay tres opciones, no hay tres alternativas, no hay tres posibilidades, o eliges el bien o eliges el mal, o estás con con el bien o estás con el mal y es precisamente las mismas dos opciones que se nos presentarán al final de nuestra vida cuando todos lleguemos a la presencia del Señor a rendir cuentas».
Subrayó que «al mal, estemos todos convencidos total y completamente, se le vence a fuerza del bien, el bien tiene un poder inagotable, incalculable».
El jerarca también exhortó a los nicaragüenses a dejarse «guiar por el espíritu para que el Señor con nuestra cooperación, con nuestra responsabilidad, nuestra voluntad y nuestra libertad pueda ir transformando nuestros corazones siempre cada vez más, iluminando cada día más esas áreas que puedan estar oscurecidas o semi oscurecidas en nuestra vida».