El dictador Daniel Ortega, usando, como de costumbre, su vieja retórica antiimperialista y haciendo un extenso discurso de casi una hora para vociferar contra los Estados Unidos, descartó aceptar un diálogo con Washington.
Ortega volvió a remojar la historia del asesinato del general Augusto C. Sandino por parte de la Guardia Nacional, del dictador Anastasio Somoza García, e insistió que dicho crimen fue «apadrinado por el embajador de Estados Unidos» en la época, para descartar negociar con la administración norteamericana.
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«¿Qué diálogo puede haber con el diablo?», se preguntó el caudillo sandinista, quien, no obstante, ha buscado acercamiento con personeros de la Casa Blanca, a través de su hijo Laureano Ortega Murillo, según lo revelaron recientemente fuentes del Departamento de Estado de Estados Unidos.
Ortega prosiguió enfatizando que «no hay diálogo. Es imposible el diálogo. Los diálogos son para ponerle la soga al cuello a uno y que uno mismo se ponga la soga al cuello». Con esto, descartó nuevamente abrir canales de comunicación con la administración de Joe Biden.
En el acto por el 43 aniversario de la revolución sandinista, este 19 de julio, Daniel Ortega, convertido en «héroe único» del sandinismo por una comparsa organizada por su esposa Rosario Murillo, se mostró solo y aislado. No hubo ningún gobernante acompañando su carnaval. Ni siquiera vinieron a Managua los dictadores de Cuba, Miguel Diaz-Canel; ni de Venezuela, Nicolás Maduro, con quienes se juran lealtad eterna mutuamente.
Entre los invitados internacionales de «mayor peso» que estuvieron en el acto sandinista, destacaron el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, el canciller de la dictadura venezolana, Carlos Farías; y el primer ministro de Cuba, Manuel Marrero.
Este martes, familiares de la rehén de conciencia, una de las más críticas a la actual dictadura de Nicaragua, divulgaron un retrato hablado de Dora María Téllez. La historiadora está pálida y delgada.
La plataforma Sé Humano reitera las condiciones de tortura a las que someten a la opositora dentro de la Dirección de Auxilio Judicial, conocida como «El Nuevo Chipote», señalado como un centro de torturas del régimen Ortega-Murillo. «Luce casi traslúcida», alertan.
Por su parte el medio español El País recalca que los familiares de la presa política insisten en que la luchadora histórica «no soporta estar en la oscuridad todo el tiempo, no puede ver ni la palma de su mano».
El Gobierno de España, liderado por el presidente Pedro Sánchez, designó una nueva embajadora ante el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, tras casi un año de tensiones diplomáticas entre Managua y Madrid.
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La diplomática Pilar Terrén, jurista por la Universidad Autónoma de Madrid, ingresó a la carrera diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores del Reino de España en 2003. Desde el 2016, se desempeñaba como subdirectora general de la Cancillería española.
La nueva jefa de la delegación diplomática en Managua deberá recibir el plácet del régimen orteguista, del cual no se sabe si vaya a ser afirmativo.