El secretario de la Pontificia Comisión para América Latina, Rodrigo Guerra, se refirió brevemente a la persecución religiosa que vive la Iglesia nicaragüense bajo la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
“Sí, en Nicaragua hay muchos detalles muy particulares, propios de la coyuntura, prácticamente de los últimos días”, dijo Guerra en entrevista con el periodista colombiano Miguel Estupiñán para la agencia de noticias española Religión Digital.
Guerra ofreció estas declaraciones desde Santa Fe de Bogotá, Colombia, donde participó de la asamblea extraordinaria del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), en el cual también participó el arzobispo de Managua, cardenal Leopoldo Brenes, al ser vicepresidente de dicho órgano eclesial.
Para la autoridad vaticana, regímenes como el orteguista han caído en el neopopulismo, presente tanto en derecha como izquierda; donde llegan personas que recurren al totalitarismo para perpetuarse en el poder.
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“Sin embargo, está sucediendo que algunos de los gobiernos que han surgido bajo esta historia, bajo está lógica, caen en la tentación del neopopulismo. El neopopulismo no es propio de las izquierdas, también hoy vemos versiones de derecha populistas. ¿En el fondo cuál es el problema? No es la izquierda o la derecha. El problema es utilizar la democracia para instalar personas que, por falta de formación y de comprensión, me atrevo yo a decir, del destino de América Latina en el contexto global, incurren otra vez en la viejísima tentación autoritaria que suprime libertades, que no respeta la diversidad de opiniones y que termina lastimando, entre otros sectores, a la Iglesia católica que busca poder vivir y creer con libertad”, expresó el teólogo mexicano Guerra a Religión Digital.
Para el corresponsable -junto a la teóloga Emilce Duda- de la Secretaría del departamento de la Santa Sede que se encarga de los temas relacionados con América Latina, el papa Francisco ha hecho una diferencia entre los movimientos populares y el neopopulismo dentro del que enmarcó al régimen orteguista.
“El papa Francisco ha dicho que no hay que confundir lo verdaderamente popular, es decir, lo que es del pueblo, con el neopopulismo. El neopopulismo es el uso y abuso del pueblo en momentos de fragilidad, de incertidumbre popular, para arribar al poder y quedarse en él. Mientras que lo auténticamente popular es lo que respeta la historia y la idiosincrasia del pueblo. Uno descubre cuándo comienza la tentación autoritaria de nuevo cuando un gobernante que ha nacido, a lo mejor, de una lucha justa desde la sociedad y el pueblo, empieza a vivir como un burgués”, puntualizó Guerra.