De escalofriante califican los opositores y exreos políticos Luis Lesage y la joven transgénero Kysha Crystelia López, la masacre perpetrada por el régimen de Daniel Ortega en el departamento de Jinotepe, Carazo, en el denominado «plan limpieza» hace cuatro años.
«Recibimos este ocho de julio con mucho dolor, la angustia fue terrible ver a nuestros hermanos lesionados. Sin embargo, tenemos esperanza de que Nicaragua será libre y que vamos a tener la libertad que anhelamos», expresó a Artículo 66 el también rapero, exiliado en Estados Unidos.
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Lesage recordó que hace cuatro años el pueblo de Jinotepe se enfrentó «contra el demonio, contra las hordas de la muerte, contra este par de asesinos —Daniel Ortega y Rosario Murillo— que están el Carmen».
Uno de los recuerdos más duros para el exrehén de conciencia fue ver muerto a su amigo José María Campos «arrastrado en el pavimento por paramilitares y la Policía. Además de la muerte de Carlos Ochoa, que lo hicieron arrodillarse y le dispararon más de tres veces sin piedad, eso es lo más duro y cruel que queda en mi memoria».
Pese a los 11 meses que estuvo preso en el Sistema Penitenciario Jorge Navarro en Tipitapa, Lesage asegura no arrepentirse de haber respaldado las protestas porque «estábamos luchando por una causa justa; estábamos luchando por los derechos de mi país, por los derechos de la gente y si en algún momento de la vida me toca volver a luchar, lo volveré a hacer».
Cuatro años sangrientos
Por su parte, la también defensora de derechos humanos Kysha López expresó que estos cuatro años de represión han sido sangrientos, ya que no existe libertad de expresión. «Es desagradable y triste porque ahora está politizado el país, no hay libertad», remarcó.
«Hoy en día el partido político Frente Sandinista le da una corona a sus seguidores por ser CPC, y todos los que tenemos pensamientos libres y que no estamos de acuerdo somos encarcelados, perseguidos o torturados, agregó.
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«Estos cuatro años de impunidad son lamentables porque no hay justicia. Pensé que el gobierno se iba a preocupar por las víctimas de ambas partes, no solo de los del Frente Sandinista. En mi caso fui también víctima y le doy a gracias a Dios que sigo con vida, porque muchos están muertos y el crimen sigue en la impunidad», subrayó.
Uno de los anhelos de la exrea política es que la «justicia sea liberada porque la tienen secuestrada aquí en Nicaragua; espero que esa justicia algún día llegue a los que vivimos anhelando una justicia plena».
«Los que reclamamos justicia corremos el riesgo ser desaparecidos o muertos. Mientras esté el gobierno (de Daniel Ortega) no habrá transparencia, legalidad ni respeto al ámbito jurídico (…) Para ellos es una celebración el haber limpiado los tranques, pero lo que están celebrando es la represión, los asesinatos cometidos en 2018. Es necesario que se pongan en el corazón de todas las madres de ambas víctimas que perdieron un día como hoy a sus hijos», remarcó.
Hasta la fecha, a ninguna de las más de 300 víctimas en las protestas sociales de 2018 se les ha hecho justicia, más bien la vicepresidente de Nicaragua, Rosario Murillo, ha despotricado contra la oposición y ha afirmado que celebra «la derrota del golpismo».