La opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia rememoró la masacre del ocho de julio de 2018, en Jinotepe, Carazo. Ese día, aseguran, se «sembró» del terror, la muerte, el odio, la destrucción «y se estableció el estado de sitio» en Nicaragua.
La agrupación señaló que a cuatro años del denominado «plan limpieza», donde además las turbas orteguistas agredieron a sacerdotes católicos y defensores de derechos humanos, «los asesinos siguen impunes; pero pagarán por sus crímenes porque la justicia siempre llega».
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Daisy George West, integrante de la AC, dijo a Artículo 66 que «la justicia sigue pendiente y la impunidad del régimen ORMU continúa intacta. Es lamentable que a la luz de la comunidad internacional, se siguen violentando todos los instrumentos jurídicos relativos a los derechos humanos».
Remarcó que el ocho de julio del 2018, el régimen actuó «en la famosa operación limpieza, haciendo acto de terrorismo asesinando a los hombres, mujeres, jóvenes que demandaron sus derechos ciudadanos, siguen encarcelando arbitrariamente violentando el debido proceso, la censura total de la libertad de expresión, confiscación arbitraria de los bienes de los medios de comunicación, la expulsión forzosamente de la oposición al exilio».
«Nicaragua entera vive en una cárcel, sólo así, con represión, pueden estar en el poder, para ello viven inyectando prebendas a los miembros del órgano de poder (…) Pero el espíritu de libertad del pueblo sigue manifiesta, la resistencia es real. Porque todos anhelamos que Nicaragua volverá a ser República», indicó.
Por su parte, la vicepresidente de Nicaragua, Rosario Murillo, celebró de forma anticipada el jueves, siete, las acciones represivas perpetradas contra opositores que habían levantado barricadas en forma de protesta contra su régimen, donde un contingente de al menos 2,000 armados acabó con la vida de 32 personas en Jinotepe, Carazo, en el contexto de las manifestaciones de 2018.
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«Mañana celebramos el cuarto aniversario allá en Jinotepe, en el departamento de Carazo, de esa derrota; una derrota para siempre, porque no es con sangre, no es con crímenes, no es con destrucción, no es con sufrimiento que se puede avanzar para cumplir con los derechos de un pueblo», anticipó la portavoz de la dictadura.
En claro ataque contra los opositores, la primera dama recalcó que hace cuatro años se derrotó al «golpismo terrorista en nuestra Nicaragua; y derrotados siguen porque aquí reina el amor, la concordia, la maternidad, la hermandad, la paz, el bien común».
Afirmó que las protestas de 2018 fueron un «diabólico intento» de dominar a su régimen a través del «odio, pero eso no pasó, ni pasará. Ese diabólico intento de dominarnos con odio no llegó a ninguna parte, más bien derrotados siguen. ¡Ni pudieron ni podrán!».
Ataca a sacerdotes
Despotricando contra la Iglesia católica, la coordinadora del consejo de comunicación y ciudadanía dijo que «no es con voces falsas que creen proclamar el nombre de Dios, cuando están asesinado, trancando, secuestrando, destruyendo al país».
«Creen proclamar desde las falsedades, desde la infamia algo que evidentemente no pudieron ni pueden sostener porque es mentira. Falsos profetas, falsa proclama», mencionó.
También acusó a los líderes religiosos, que fueron atacados por las turbas orteguistas en la Basílica Menor de San Sebastián, en Diriamba, de usar el nombre de Dios en vano.
Según organismos de derechos humanos, las protestas sociales en 2018 dejaron a más de 300 asesinados, miles de exiliados y decenas de presos políticos. Actualmente el régimen tiene cautivos a 190 rehenes de conciencia.