La opositora y presa política Tamara Dávila cumple este domingo 365 días encerrada y aislada en las celdas de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ) conocidas como «El Nuevo Chipote» en Managua.
A las siete de la noche del sábado, 12 de junio del 2021, oficiales de la Policía al servicio del régimen de Daniel Ortega allanaron de manera arbitraria la vivienda de la integrante la Unidad Nacional Azul y Blanco (Unab) y la detuvieron sin orden judicial.
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Ante un año de encierro, la hermana de rehén de conciencia, Ana Lucía Álvarez, expresó en su cuenta de Twitter que como familia siguen firmes en la demanda de la libertad inmediata de Tamara.
«Acá seguimos hermana, después de 365 días de horror, al lado tuyo. Para la libertad de tu espíritu no hay cerrojos, para nuestro amor no hay barrotes», afirmó.
Por su parte, la Unión Democrática Renovadora (Unamos), agrupación de la que forma parte Dávila, recordó que «hoy hace un año Tamara fue secuestrada por la Policía».
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Señalaron que el allanamiento ilegal su casa, la Policía lo ejecutó frente a la hija de la opositora. «Un año después, sin poder ver a su hija desde entonces, soporta aislamiento y represión en El Chipote. ¡Libertad y respeto a su integridad física!».
El 12 de abril de este año, la hija Tamara Dávila cumplió seis años. El régimen de Ortega ha negado por 12 meses que la presa política pueda ver a la menor, pese a que en reiteradas ocasiones ha solicitado se le permita al menos una llamada telefónica, pero su petición nunca se toma en cuenta.
El tres de marzo, Tamara Dávila fue condenada a ocho años de prisión, por supuestamente «conspirar para cometer menoscabo a la integridad nacional». El veredicto fue dictado por el juez Quinto de Distrito Penal de Juicios, Félix Ernesto Salmerón Moreno.
En comunicación con Artículo 66 Ana Lucía Álvarez habría denunciado las diarias torturas psicológicas que sufre su hermana. En los interrogatorios, los operadores del orteguismo, con un afán claro de atormentarla, «le dicen que es una mala madre que dejó a su hija abandonada por meterse a las protestas».