Monseñor Carlos Avilés, vicario general de la Arquidiócesis de Managua, denunció en la prensa católica española el permanente y continuado hostigamiento contra la Iglesia nicaragüense bajo la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
«La casa del cardenal (Leopoldo) Brenes, por ejemplo, que está cerca de donde me encuentro ahora mismo, tiene una vigilancia constante. Siempre hay varios agentes de la Policía en la esquina y a todo el que se acerca para entregar un documento, o para un encuentro con el arzobispo, le preguntan el motivo de su visita, le piden el documento de identificación, le toman fotos», reveló el también párroco de la Iglesia Santo Cristo de Las Colinas al periodista José Calderero del periódico católico Alfa y Omega del Arzobispado de Madrid.
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Según Avilés, lo que el régimen orteguista busca es mantener a la Iglesia en situación de intimidación para que no denuncie las violaciones a los derechos humanos que se viven en el país.
«Quieren una Iglesia muda, pero no hablar sería pecado», señaló el jerarca católico de Managua.
Asimismo, el vicario arquidiocesano explicó que el orteguismo ve como un «castigo para la Iglesia» la orden de eliminar de la televisión por suscripción la señal del Canal Católico de Nicaragua.
«Nos castigan para que nos quedemos callados y no sigamos caminando con el pueblo, pero no decir lo que está pasando nos convertiría en cómplices», dijo Avilés.
Escuchas ilegales en parroquias
Monseñor Carlos Avilés dijo tener información que personeros del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo llegan a las parroquias del país para grabar a los sacerdotes mientras realizan sus homilías con el fin de «reportar» si hacen críticas a la dictadura.
«He tenido información de que la Secretaría Política y el Gobierno han grabado, por lo menos, 40 o 50 homilías para analizarlas y ver qué decimos», expresó el religioso, que también manifestó que el orteguismo intimida a los laicos cuando se aposta fuera de los templos pidiéndoles las cédulas o apuntando la placa de sus vehículos.
Cabe señalar que la Constitución vigente asegura los derechos de libertad de expresión, opinión y también prohíbe a los órganos del Estado nicaragüense a participar en prácticas de espionaje político.
Total abuso de poder en Nicaragua
Monseñor Avilés lamentó que en Nicaragua nunca se había visto el grado de ilegalidades y arbitrariedades cometidas por el Estado.
Igualmente, señaló el alto nivel de corrupción que existe en el régimen orteguista y confirmó que dentro del país, la Iglesia es la única institución que está denunciando las violaciones a los derechos humanos.
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«Es una situación inédita. Nunca habíamos visto tal descaro, tal abuso de poder. Se violan impunemente los derechos de cualquier persona. De todos. Hay una total inconstitucionalidad y una falta absoluta de institucionalidad. Ninguna institución hace nada si no recibe la orden de arriba. La corrupción afecta a todos los niveles. Vaya usted a donde vaya, cualquier institución busca agarrar algo de dinero. En esta situación, nosotros somos los únicos que estamos hablando, expresando lo que el pueblo quiere, que es que este gobierno se vaya y podamos vivir en paz», reprochó Avilés.
El ayuno y oración del obispo Rolando
El jerarca estuvo junto al obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, cuando este último decidió iniciar el 19 de mayo en la Iglesia Santo Cristo de Las Colinas una jornada de oración y ayuno debido a la persecución que estaba siendo sometido por la Policía del régimen.
«A él (monseñor Rolando Álvarez) no le importa que los agentes le sigan a todos lados (pero) no está dispuesto a aceptar que este acoso afecte a su familia. Me preguntó si podía quedarse unos días en mi parroquia (e inició) el ayuno indefinido por el acoso y hostigamiento», narró Avilés.
El obispo Rolando Álvarez, que pudo salir de Managua rumbo a Matagalpa el pasado 23 de mayo, donde -según confirma Avilés-, se tuvo que refugiar en el seminario de Matagalpa porque el hostigamiento policial se trasladó hasta ese punto. Hasta este último fin de semana, el jerarca pudo volver a presidir la misa en la Catedral San Pedro Apóstol.
«Yo le preguntaba a cada rato cómo se encontraba, si estaba mareado, pero él siempre me decía que se encontraba bien. Yo estaba pendiente de su salud y él de sus curas. Se dedicó a rezar, a celebrar la eucaristía y a comunicarse con sus sacerdotes», dijo el también párroco de Santo Cristo de Las Colinas sobre las horas que monseñor Álvarez pasó en ayuno dentro de su parroquia en Managua por la persecución orteguista.