Por unos 10 meses, Kysha Cristelia López pasó encerrada en una cárcel de hombres, fue desnudada, golpeada y condenada a 40 años de prisión por supuesto financiamiento a los tranques en el departamento de Carazo en 2018. Estudió derecho en la Universidad Paulo Feire, una de las casas de estudios confiscadas este 2022 por la dictadura de Nicaragua.
Al salir de prisión en mayo de 2019, culminó su carrera universitaria. Es estilista y actualmente aún es asediada por la Policía del régimen Ortega-Murillo. Estuvo presa en el Sistema Penitenciario Nacional «Jorge Navarro» en Tipitapa, un reclusorio para hombres, violando su identidad de mujer transgénero.
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El nueve de julio de 2018, Kysha López fue aprehendida en su casa en Carazo, en el allanamiento, asegura, le fueron ocupados más de 37 mil dólares y 58 mil córdobas. Todo ese dinero era fruto de sus ahorros, pero nada le fue devuelto. Le fue confiscado. La Policía también ocupó por 15 días la casa de López para saquear todo lo que tenía. Perdió todo el mobiliario y productos de un salón de belleza y una tienda de cosméticos que había emprendido en su vivienda.

Cuando estuvo presa en «La Modelo» dice que sufrió «bullying» por algunos de sus compañeros de celda. Además, padeció maltrato físico y psicológico por parte de los carceleros. «En Nicaragua no existe el Estado de derecho ni respeto a los derechos ciudadanos. Aquí si pensás diferentes sos encarcelado, o te desaparecen», apuntó López.
«La situación en Nicaragua, en el mes del orgullo gay, no hay libertad. Si los derechos de hombres y mujeres también son violentados, peor que respeten los derechos de la población LGBTIQ+. Tu sexualidad no es un delito. Es un delito por parte de algunos ciudadanos homofóbicos, creen que van a desaparecer un mundo que es natural, creado por Dios para hacer cambios», agregó.
Irrespeto a la identidad de género
La excarcelada política de 30 años manifiesta que su encierro en la cárcel de varones fue un «acto sin corazón» y una violación a los derechos humanos porque ella se define como mujer y eso debe ser respetado por el Estado de Nicaragua.
«Cuando yo me defino como mujer, deben respetarme y darme el cuido porque está en riesgo mi integridad física como mujer. En Nicaragua vivimos una diversidad de personas donde deben respetar la identidad de cada persona», argumentó en entrevista con Artículo 66.
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Abogo porque se respete la identidad de género de cada humano y que no debería importar si la persona se define como gay, lesbiana, bisexual o transgénero. La mujer trans considera que la ignorancia y falta de respeto a la población LGBTIQ+ por parte de la sociedad también es culpa del Estado por la falta de educación sobre estos temas en los centros escolares.

«Ser mujer transgénero en Nicaragua es un delito, tanto laboral como social, en lo político. No podés trabajar, te quieren obligar que digás tu nombre, te definas y te vistas como no sentís cómoda. No he visto que alguien de la diversidad sexual tenga liderazgo político. Muchas personas de la diversidad tienen que vivir en una burbuja de cristal para poder comer y sobrevivir en este país», exhortó.
Se vistió como hombre para trabajar
Kysha López recordó que en varias ocasiones se ha tenido que vestir de hombre para poder ejercer su carrera como abogada. En los juzgados de Diriamba le dijeron que tenía que llegar con un atuendo masculino flojo porque tiene busto y que ella es «un hombrecito», se tuvo que presentar como Richard López, el nombre elegido por sus padres. Le insistieron que «tiene que dar el ejemplo».
Ha llevado casos de pensión alimenticia, bienes, calumnias y lesiones, en lo civil, penal y de familia. Incluso los policías de los juzgados le han hecho «mofa y burlas» cuando llegó vestida de hombre diciendo «ahí viene la abogada».
Kysha fue condenada por la jueza Adela Cardoza, dice que la judicial se burló de ella y la discriminó por cruzar las piernas en la lectura de sentencia. En el final del juicio la obligó a sentarse «como hombre».
Ella considera que el camino no ha sido fácil, pero ha venido luchando contra todo lo que se le presenta para salir adelante y forjarse un futuro como una mujer transgénero en un sociedad conservadora que rechaza la diversidad y tiene muchos estigmas sobre la población LGBTIQ+.
Las mujeres transgénero en Nicaragua mayormente se dedican al estilismo, al trabajo sexual o emprenden negocios informales por la falta de oportunidades, el estigma y el rechazo de la sociedad nicaragüense. Kysha López asegura que en Nicaragua prevalece la falta de la cultura del respeto a la población diversa.