El politólogo Manuel Orozco señaló que el gobierno de Nicaragua en su apuesta por «autoaislarse» de la comunidad internacional buscó un acercamiento con Estados Unidos para aliviar un poco el sufrimiento del aislamiento que «es mucho mayor del que ellos le habían apostado».
«El régimen está buscando cómo tener algún tipo de comunicación, la cual había suspendido. (…) sin embargo a partir de la guerra con Ucrania, Nicaragua se ha visto que el nivel de aislamiento que está sufriendo y que va a seguir sufriendo es mucho mayor del que ellos le habían estado apostando. De alguna manera se realizó un intento de comunicación al cual se echaron para atrás porque la familia dio conocer que no era el momento», dijo Orozco en entrevista para el programa Esta Semana.
Aseguró que Estados Unidos está abierto a la posibilidad de un diálogo con la dictadura de Ortega, siempre y cuando el régimen «dé muestras de acercamiento en relación con la situación de los presos políticos», a como lo ha planteado la administración de Biden en reiteradas ocasiones.
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Además, advirtió en el programa dominical que mientras el régimen de Ortega «no responda», el gobierno norteamericano está buscando cómo definir «líneas de acción» para continuar presionando diplomáticamente y una de ellas es la implementación efectiva de la Ley Renacer.
Orozco plantea la necesidad de garantizar una transición democrática a través de la presión internacional, en el caso de Nicaragua «depende del realineamiento entre los republicanos y los demócratas» para ejercer una mayor presión contra el régimen.
«Una de las razones por las cuales la Ley Renacer no ha sido implementada a fondo ha sido por el debate interno que se produce en el Congreso entre los dos partidos. Sin embargo, el consenso se está conformando, o de alguna manera, reconformando entre los bandos, empezando por los límites de donde se debe tratar Nicaragua», subrayó en Esta Semana.
En la búsqueda de hacer efectiva la Ley Renacer, uno de los temas importantes «que se está tomando muy en serio es cómo suspender a Nicaragua de Cafta, empezando por la implementación en algunos casos de penalidades como es la violación del acuerdo laboral y de otros componentes que se ubican dentro de la relación comercial con Estados Unidos», señaló.
Orozco aseguró que las sanciones impuestas a la administración de Ortega-Murillo «han tenido un impacto bastante fuerte. Se puede observar desde diferentes elementos. Uno de ellos es la forma cómo el régimen ha respondido con un berrinche mediante el encarcelamiento de mucha gente, a través de juicios políticos. Prácticamente tienen a una persona en la cárcel por cada sanción».
«Hay una salida del círculo de poder que ha estado huyendo del régimen y del país, precisamente por temor a ser sancionados. Hay más presión interna de cómo prevenir esas sanciones, si ves la forma cómo el hijo de Rosario Murillo (Laureano Ortega) trata de acercarse a Estados Unidos es un ejemplo de que tienen una gran preocupación por el impacto», añadió.
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«La continuidad de las mismas es muy posible y muy probable que el Ejército de Nicaragua sea uno de los siguientes sancionados, porque ha sido uno de los cómplices de las violaciones de derechos humanos recientemente», advirtió.
Diplomacia económica como presión al régimen
En el informe del Diálogo Interamericano, el politólogo nicaragüense sugirió usar la «diplomacia económica» para continuar presionando a la dictadura de Ortega-Murillo.
«Las gestiones de diplomacia económica implicarían dar señales al régimen de disposición de trabajar en algún tipo de reconstrucción del país, toda vez que Nicaragua dé muestras de retornar a un Estado de derecho, empezando por la liberación de los presos políticos», dijo.
«La diplomacia económica vendría a ser una herramienta subsecuente a cualquier tipo de muestra que dé Nicaragua. En este momento, la responsabilidad recae sobre el régimen sandinista, de tratar de ser más conciliatorio. Es una condición bastante complicada dado que Nicaragua prácticamente se ha convertido en un Estado forajido. Eso lo expone a mayores formas de presión internacional que incluyan la económica», puntualizó.
Estados Unidos y su involucramiento en la crisis de Nicaragua
Manuel Orozco manifestó que Estados Unidos «ha asumido en los últimos dos años un rol de apostarle al multilateralismo regional. Sin embargo, la coyuntura política en medio de una pandemia, y de un deterioro del Estado de derecho en muchos países de América Latina ha retomado la urgencia de que junto con otros países como Canadá y Chile asuman un liderazgo más proactivo sobre la defensa de los intereses democráticos de los latinoamericanos».
«En este momento, EE. UU. está reconsiderando cómo penetrar América Latina con mayor liderazgo. Nicaragua es básicamente uno de los puntos neurálgicos de esta transición de liderazgo. El colmillo que le van a poner a la Ley Renacer, por un lado, y, por otro lado, la influencia que vayan a hacer dentro de la OEA (Organización de Estados Americanos), va a ser otra forma de presión», dijo.
«Hay otras formas de presión que van a ocurrir más adelante, pero definitivamente EE. UU. tiene claro que su rol internacional es primordial y es parte de su estrategia de política exterior, después de la administración Trump», agregó.