En referencia a los cuatro años de las protestas sociales en 2018, la portavoz del Gobierno de Nicaragua, Rosario Murillo, dijo en su alocución de este viernes, primero de abril, que este mes es para celebrar la paz por la que su régimen «tanto lucha».
«Primer día del mes de abril, tanto que celebrar en estos días; Semana Santa, verano, amor, alegría, familia, paz, sobre todo la paz, la paz por la que tanto luchamos todos los días, la paz que tanto defendemos, la paz y la seguridad que nos pertenece a las familias nicaragüenses que hemos dado todo, expresó la vicepresidenta del país.
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Aludiendo a las protestas sociales que iniciaron el 18 de abril de 2018, la primera dama dijo que hay «tanto nicaragüense que se ha sacrificado para que vivamos como vivimos, en paz, en familia, en valores por gracia de Dios». Lo que Murillo omitió fue la represión que otros grupos del país recuerdan en este mes. En el contexto de las manifestaciones, la administración de Daniel Ortega ordenó un «plan limpieza» que consistió en levantar las barricadas que opositores instalaron a punta de «sangre y fuego». La violencia estatal ha dejado desde ese entonces cerca de 355 víctimas mortales.
«Esa paz que resguardamos nos anima, nos ilumina, es el sol, la paz, es el sol que nos ilumina y que nunca declina porque la cuidamos con esmero», recalcó.
La secretaria del Consejo de Comunicación y Ciudadanía también indicó que sus «mártires» están en todos partes, «porque el pueblo no los olvida; inspira ese ejemplo de entrega, de lucha y de victoria».
Más de seis mil actividades
Por potra parte, Murillo anunció seis mil actividades para este fin de semana, las que incluyen eventos deportivos, culturales, tradicionales, turísticas, festivas, «por ejemplo el recorrido tradicional que van desde Masaya, Carazo, hacia el santuario de Jesús del Rescate en Popoyuapa —Rivas—», mencionó.
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Este es el cuatro año que el pueblo nicaragüense conmemora el inicio de la rebelión cívica.
El dictador Daniel Ortega ha dicho en reiteradas ocasiones que lo que hubo en el país fue «un intento fallido golpe de Estado» contra su régimen», justificando así su ataque armado, represión y encarcelamiento contra la oposición.
A la fecha, la justicia supeditada a Ortega mantiene tras las rejas a 177 presos políticos antes. El Estado no da muestra de querer liberarlos, más bien continúa su represión.