El obispo de Jinotega y presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, monseñor Carlos Enrique Herrera, confirmó a la prensa católica española que en el país se ha instalado «el silencio» por temor a la represión de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
«Hay una situación de desempleo, de mucha migración hacia Estados Unidos. La gente aquí no ve futuro y por eso cada días aumentan las salidas», denunció el obispo Herrera al semanario Alfa y Omega del Arzobispado de Madrid.
Para monseñor Herrera, las peticiones en favor de los presos políticos fue el detonante para la expulsión de facto que impuso el régimen orteguista al nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag, quien se vio obligado a salir del país el pasado seis de marzo.
«No había una comunicación de confianza, una comunicación fluida, del nuncio con el gobierno (…) estaba solicitando la liberación de los presos políticos (…) condiciones humanitarias, y eso parece que no le gustó al Gobierno», manifestó el jerarca católico al periodista José Calderero de Alfa y Omega.

El obispo Herrera, que desde finales de 2021 es el líder del Episcopado nicaragüense, aseguró que las mismas condiciones humanitarias pedidas por el nuncio apostólico para los presos políticos son las mismas que han solicitado los obispos de Nicaragua, lo que les ha ganado estar en la diana de los ataques del régimen orteguista.
«También las hacíamos nosotros como Conferencia Episcopal», puntualizó Herrera.
Relaciones Iglesia-Estado, en punto muerto
Monseñor Herrera explicó que las relaciones entre la jerarquía católica local y el régimen orteguista están en un punto muerto.
«(Las relaciones están) Limitadas (…) No nos dan constancia para las obras sociales, para recibir ayuda. No tenemos constancia para eso. Estamos limitados», reveló el obispo.
Noticia relacionada: Vaticano tilda de «unilateral e injustificada» expulsión del nuncio por la dictadura
Para el jerarca católico, la Conferencia Episcopal está enfocada en acompañar al pueblo de Nicaragua en medio de la crisis nacional y hace un llamado para no dejarse «comprar la conciencia».
«Mantener la honestidad y la esperanza de que el futuro será mejor. Hagamos ahí un cambio. (No dejarse) manipular por el miedo o el dinero, que compran conciencias», concluyó el obispo de Jinotega.