Monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa, lamentó que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo condene a presos políticos cautivos en la Dirección de Auxilio Judicial», en Managua.
«No juzguen y no serán juzgados, no condenen y no serán condenados», exhortó el jerarca católico durante su homilía de este domingo, 27 de febrero, desde la iglesia Catedral San Pedro de Matagalpa.
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El jerarca católico dijo que «Dios es el juez de vivos y muertos, el juez último, el juez de todo. El poder divino de juzgar a todos y a cada uno, pertenece al hijo del Hombre —Jesucristo—».
«Jesús que conoce el corazón humano, no ignora las motivaciones más escondidas, todas aquellas que pasan por el propio tribunal, aquellas con las que se juzga, condena y se dicta sentencia; aquellas que pasan por el propio tribunal como fría justicia o incluso como venganza. En el propio juicio puedo servir de las faltas de los demás para esconder las propias o juzgar al prójimo para esconder los propios defectos», señaló Álvarez.
Afirmó además que Jesucristo habló en diversas ocasiones del «ojo enfermo, la mirada enturbiada que juzga, que no ve la realidad tal cual es, con la posibilidad que se juzgue a alguien por un daño imaginario que nunca ha cometido».
«El corazón enfermo, con ansia de dominación, de absolutismo, de insensatez que ínsita a juzgar. Quien juzga a su prójimo se erige en su dueño y usurpa de hecho el lugar de Dios. No juzguen antes de tiempo, esperen a que venga el Señor», recalcó.
En la homilía, el líder religioso afirmó que el anhelo de todo un pueblo es que se haga justicia por todos los condenados injustamente, ¿acaso no queremos todos que que el exceso de injusticia y sufrimiento que vemos en la historia al final desparezca? cuestionó.
Pide el cese de la guerra contra Ucrania
Referente a las acusaciones de Putin contra Ucrania, al señalar acusó al régimen de Rusia de cometer un genocidio en el este y de querer obtener una bomba atómica. Álvarez volvió a preguntar que si ¿acaso no queremos que Ucrania viva en paz, que cese la invasión rusa, que se termine la guerra?».
«El papa Francisco ha afirmado que Jesús nos enseñó que a la insensatez de la violencia se responde con las armas de Dios, la oración y el ayuno», además enfatizó que la seguridad jurídica que es el presupuesto de un estado de derecho en la certeza y en la previsibilidad.
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«Esta seguridad provee a las personas de tranquilidad personal y psicológica, y permite desarrollarse y crecer sin temor, fortaleciendo la cultura de la conciencia y paz social, permitiendo a la vez que la persona despliegue sin miedo sus libertades y así hacer crecer a la sociedad».
El obispo enfatizó que si los seres humanos viven según la ley del «ojo por ojo y diente por diente, nunca se saldrá de la espiral de mal o no saldríamos de ella. El maligno es listo y nos hace creer que con nuestra justicia humana podemos salvarnos y salvar el mundo, pero en realidad solo la justicia de Dios nos puede salvar».
Citando al Evangelio de San Lucas, el religioso expresó que «con la medida con la que midan se les medirá a ustedes. Las medidas que usemos se aplicará a nosotros; no nos conviene olvidarlo».
«Jesús no dice: felices los que planean venganza, sino que llama felices a aquellos que perdonan y lo hacen 70 veces siete. Es necesario pensar que todos nosotros somos un ejército de perdonados, todos nosotros hemos sido mirados con compasión divina», remarcó.
Refiriéndose a los procesos contra los presos políticos electorales, condenado por la justicia orteguista, el prelado concluyó que «si nos acercamos sinceramente al Señor y afinamos el oído, posiblemente escucharemos algunas veces este reproche: ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero como yo tuve compasión de te ti?, ¿no deberías de juzgar y condenar condenar para que yo no o haga con vos? Estamos a tiempo a que en Nicaragua no se juzgue con indolencia ni se condene con injusticia».
El mensaje de Rolando Álvarez llega en un contexto donde han sido condenado más de 30 presos políticos en «El Nuevo Chipote», en Managua y en cuando Ucrania es atacada por fuerzas militares de Rusia.