Durante este año, los obispos nicaragüenses criticaron con dureza la represión política que ejerce la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo contra los nicaragüenses. En este 2021, Nicaragua vivió una oleada de migración, como consecuencia de la crisis económica y el desempleo que enfrenta el país. Los religiosos abogan por el diálogo como la única salida de la crisis.
El cardenal Leopoldo Brenes aseguró, durante la misa de la Sagrada Familia, que «gran parte de la familia nicaragüense está con la ausencia de un miembro que puede estar fuera del país pasando dificultades, puede estar privado de libertad y la familia está sufriendo; que no tienen una casita dónde estar, están sufriendo; que están sin trabajo, están sufriendo».
Además instó a expresar la «solidaridad en la oración para pedir a la Sagrada Familia de Nazaret que interceda por la familia nicaragüense para que podamos ir creando unos cauces en los cuales nos lleven a compartir» apostando por un diálogo como la salida a la crisis que enfrenta el país con presos políticos y la permanencia de Daniel Ortega en el poder.
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Según los datos de la organización Nicaragüenses en el Mundo (NEEM) son aproximadamente unos 100,000 ciudadanos los que han decidido migrar de Nicaragua por razones políticas o económicas en 2021, teniendo como principales destinos Costa Rica, Estados Unidos, Panamá y España.
Monseñor Rolando Álvarez continuó con el mensaje del cardenal Brenes, lamentando el exilio de más de 100 mil nicaragüenses lo que calificó como «la migración de los desesperados». El jerarca denunció que a los migrantes «no les queda más remedio que dejar su país, aventurándose hacia lo desconocido. Cada día afrontan peligros con el intento de huir de una vida sin futuro».
Manifestó que el dolor de las familias nicaragüenses se compara con lo sufrido por la familia de Jesús de Nazaret «que huyó, que se exilió, que fue migrante, que viven incertidumbre, ausencia y separación».
«Familias, cientos, miles de familias viven situaciones de dramática inestabilidad e inseguridad y buscan una nueva tierra que les pueda ofrecer pan, dignidad y paz», dijo el religioso lamentando la situación de miles de ciudadanos..
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Con un Producto Interno Bruto (PIB) debilitado y una crisis política que no da señales de terminar, la economía nicaragüense mantiene sus esperanzas en las remesas, responsables de casi una quinta parte del PIB, siendo Nicaragua uno de los países de América Latina con uno de los porcentajes más altos en cuanto al ingreso de remesas.
Entre 2017 y 2020, las transferencias de dinero desde el exterior crecieron un 33% a 1.850 millones de dólares, según el Banco Mundial. Lo que hace que el aumento en el número de nicaragüenses que viven en el exterior pueda actuar como una válvula de escape ante la crisis económica que vive el país.
Por su parte el obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio José Báez, afirmó que en las familias no faltan momentos de «incomprensión y situaciones difíciles de afrontar», pero que «la solución nunca debe ser la violencia, ni el silencio amargo».
Llamó a los ciudadanos a no caer en «la ofensa, la violencia y el silencio (que) son dos extremos que siempre hay que evitar», dijo el jerarca católico. Durante la homilía aseguró que «es importante educar a los hijos sobre las relaciones que van más allá de la familia, acompañándolos con sabiduría y paciencia, para que no tengan temor a la amistad, aprendan a respetar la dignidad y la libertad de los demás y crezcan con libertad y responsabilidad».