Durante la homilía de este domingo, desde la iglesia Catedral San Pedro Apóstol de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez exhortó al pueblo nicaragüense a edificar una nación que «se abra al desarrollo y crecimiento», basándose en la verdad y el respeto a los derechos humanos.
Según el religioso, para construir una nación prospera, los nicaragüenses deben cumplir con su deberes sociales y morales. «Según la responsabilidad de cada uno y trabajar por ese país que anhelamos, por las instituciones, por la unión de las familias, por el servicio a nuestro prójimo, por la solidaridad hacia quienes nos rodean, por una convivencia y paz social; por el respeto a la dignidad de toda persona».
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En cuanto a los conflictos sociales que han recrudecidos desde el 2018, el religioso enfatizó, que para aspirar a un país de progreso se debe «extirpar de la mente como si fuera un tumor maligno todo aquello que destruye el proyecto de ser un país y una sociedad mejor; no nos ayuda la deshonestidad, la mentira, la extorsión, la falsa denuncia, la injuria, la difamación, el enjaular las ideas».
En referencia a los poderes judiciales de Nicaragua y a los falsos testimonios en contra de opositores, Álvarez recordó el octavo mandamiento de la Biblia que prohíbe falsear la verdad.
«Prohíbe el falso testimonio y perjurio. Una afirmación contraria a la verdad posee una gravedad particular cuando se hace públicamente; cuando es pronunciada bajo juramento se trata de perjurio y compromete gravemente el ejercicio de la justicia y la equidad de la sentencia pronunciada por los jueces», indicó.
Aludiendo al último discurso discurso del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, que atacó nuevamente a líderes políticos y a la Iglesia católica, Álvarez afirmó que la calumnia daña la reputación de otros y da ocasión a juicios falsos. «Todo esto anula el proyecto común de ser una sociedad respetuosa de la persona y sus derechos».
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Para lograr una mejor nación, el obispo llamó a fortalecer una vida de oración y caminar con fe y esperanza puestas en Dios. «Trabajemos incansablemente por alcanzar un país en el que las relaciones entre sus ciudadanos estén basadas en la verdad, la justicia, la paz y en la solidaridad.
En las recientes homilías de monseñor Álvarez y Báez, ambos han llamado a los poderes del Estado de Nicaragua a respetar los derechos humanos. Recientemente, Daniel Ortega, volvió a llamar delincuentes a los actuales presos políticos y a la Iglesia católica la tildó de «cómplice de crímenes».
