Basado en la historia bíblica de Juan el Bautista, monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, exhortó a los poderes del Estado y a la ciudadanía a vivir una vida digna, a trabajar con honestidad y a respetar los derechos humanos.
En la homilía de este domingo, 12 de diciembre, desde la iglesia Santa Agatha, en Miami, Estados Unidos, el obispo hizo énfasis en tres diferentes grupos a los que predicaba Juan el Bautista y a los que les enseñó «el camino a la alegría».
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«El evangelio describe tres grupos de personas que llegaban donde Juan: en primer lugar, la gente: enfermos incurables, pobres, extranjeros, de todo; en segundo lugar, los cobradores de impuestos, gente ordinariamente corrupta, despreciada por el pueblo por ser colaboradores de los romanos, y finalmente los soldados, adiestrados para ser crueles y oprimir, también aborrecidos por la gente por ser un Ejército de ocupación que maltrataba y reprimía al pueblo», enseñó el religioso.
Haciendo alusión a la sociedad actual, monseñor exhortó a que la fe se hace concreta a través de pequeños gestos que hagan más humana y feliz la vida de los demás. «Seguramente no cambiaremos el mundo con estos pequeños gestos, pero inyectaremos un poco más de vida y de amor a la historia humana y encontraremos el camino de la alegría».
A través del Evangelio de San Juan, Báez exhortó a los poderes del Estado a que trabajen con honestidad y por el bien del pueblo. «El trabajo honesto, el manejo transparente del dinero, el respeto a las leyes, muestra nuestro deseo de acoger al Señor que viene e inyecta nueva luz a la historia para convivir con más humanidad».
«La honestidad es también expresión de la fe y camino hacia la alegría», agregó. Además y en clara analogía a la crisis que vive la sociedad nicaragüenses, el jerarca católico señaló que «los deshonestos y corruptos ríen, gastan, viven bien, pero nunca serán felices, no conocerán a Dios ni gozarán de la verdadera alegría».
Llama a la Policía y al Ejército a no reprimir
Un tercer grupo del que habló Silvio Báez fue a las autoridades policiales y militares de Nicaragua, a los que exhortó a estar al lado del pueblo y no seguir las ordenes de gobiernos dictatoriales y reprimir al pueblo.
«Al final, llegan unos soldados preguntando: “¿qué debemos hacer?”, y a ellos Juan les responde: “No extorsionen a nadie, no hagan falsas denuncias y conténtense con su salario”».
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En referencia de los abusos de poder que comete la justicia al servicio del régimen de Daniel Ortega, el obispo refirió «los soldados tienen las armas y, por eso, su función social es tan delicada. Juan los invita a renunciar al soborno y a no mentir en los tribunales, pero sobre todo los exhorta a no actuar con violencia contra la gente».
«Quienes forman parte de un cuerpo policial o de un Ejército no tienen por qué ser crueles, ni por qué estar al servicio de tenebrosos grupos de poder político y económico», enfatizó.
Recomendó a los gentes policiales y militares a «acoger a Dios en su corazón y encontrar el camino de la alegría si renuncian a reprimir al pueblo, si siguen su conciencia recta y dejan de ser cómplices de gobernantes autoritarios y corruptos. Renunciar a la violencia es también una expresión concreta de la fe y un camino hacia la alegría».
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«Juan pide a cada grupo algo concreto que no tiene nada de extraordinario: no acumular sino compartir, ser honestos y no ser violentos. Juan nos enseña que la fe no es algo abstracto, ni una teoría que deja intacta la vida, al contrario, la fe se encarna, se hace vida en nosotros a través de gestos concretos. No basta aprender doctrinas, creer dogmas o celebrar ritos religiosos», concluyó el prelado.
Monseñor Silvio Báez es una de las voces religiosas más criticas del Gobierno de Daniel Ortega. Recientemente hizo énfasis en la necesidad de establecer un diálogo con condiciones para solucionar los conflictos entre los pueblos y naciones, «incluso los más graves, pueden encontrar soluciones válidas solo a través del diálogo, única arma digna del ser humano y capaz de garantizar una paz duradera».