El obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, respondió a los ataques constantes de la pareja presidencial de Nicaragua en contra de la Iglesia católica. Daniel Ortega y Rosario Murillo han amenazado a los religiosos hasta con cárcel. El jerarca afirmó que su deber es anunciar la buena noticia a los pobres y la libertad a los presos «y si por eso vendrán persecuciones, calumnias y ofensas, hermanos ya el Señor lo había anunciado hace dos mil años».
«Los creyentes nos dedicamos a predicar la palabra, a anunciar la buena noticia a los pobres, la liberación a los cautivos, la vista a los ciegos, la libertad a los presos y si por eso vendrán persecuciones, tribulaciones, calumnias, ofensas, señalamientos, hermanos ya el Señor en el texto evangélico de hoy nos lo había anunciado hace 2 mil años», recalcó el también administrador apostólico de la Diócesis de Estelí en su programa «Pastoreo, Comunión y Oración».
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Álvarez dijo a los creyentes que no tienen «que preparar de antemano su defensa porque nosotros vivimos de la palabra». Añadió que no tienen nada que temer porque «no hemos cometido delito» y cualquier acusación en su contra será «inventada o calumniada» ya que lo único que ha hecho la Iglesia católica es denunciar la injusticia, afirma.
«De tal manera que nuestro pedernal es el Señor. El pedernal es la piedra donde tropiezan todos los adversarios que quieran dañarnos, ¿por qué preocuparnos entonces preparando nuestra defensa? y ¿sobre qué cosa nos vamos a defender? No hemos cometido delito, ¿qué acusación se nos podrá hacer? y si hacen alguna, es inventada o calumniada, ¿por qué hemos de preocuparnos?, el Señor es nuestra defensa, Él da la cara por nosotros», refirió el jerarca.
El religioso expresó que no deben de entretenerse con cualquier tipo de amenaza, «no, no nos entretengamos en eso, tenemos muchas cosas a qué dedicarnos, como para entretenernos en esas pequeñeces». Reiteró que la persecución no los intimida, recordando que hasta al propio Jesucristo lo señalaron de que «expulsaba demonios por el poder de Belcebú, qué no podrán decir de nosotros».
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«Estas cuestiones son para nosotros palabras que se las lleva el viento a los arenales del desierto y se pierden en arenas movedizas de las aguas que ya no sirven porque están embebidas de maldad. Nosotros sigamos dedicándonos a proclamar la palabra», manifestó el religioso.
Álvarez, al igual que la mayoría de líderes religiosos, ha denunciado la violación a derechos humanos y los actos represivos del régimen orteguista hacia los nicaragüenses opositores a su ideología, pero esa defensa les ha costado insultos, descalificativos y ataques que han superado lo verbal y han derivado en profanación de los templos y amenazas a la integridad física de los pastores.