El régimen de Daniel Ortega concedió la nacionalidad nicaragüense al exembajador de Taiwán en Nicaragua Jaime Chin-Mu Wu y a la esposa del diplomático, Chun-Chiao Wu Liu, un día después que Nicaragua anunciara el rompimiento de las relaciones diplomáticas con Taiwán para estrechar lazos con China continental.
El Ministerio de Gobernación señala que el exembajador, junto a su esposa, «ha cumplido con los requisitos para adquirir la nacionalidad nicaragüense, tomando en cuenta su permanencia continua en el territorio nacional desde hace catorce años; (además) ha contribuido al desarrollo social, económico, tecnológico, educativo y cultural del país a través de su gestión que ejerció como diplomático; fortaleciendo las relaciones internacionales, amistad, complementariedad y solidaridad entre ambas naciones».
El dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, reapareció en público este viernes 10 de diciembre y aprovechó para revivir el proyecto fallido del Gran Canal Interoceánico, a propósito de su restablecimiento de las relaciones diplomáticas con la República Popular China, la cual destacó como “buena noticia” para el país debido a que China es una de las grandes potencias económicas del mundo, pero no habló de la continuidad del megaproyecto.
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El dictador señaló que desde que iniciaron la relación con China han realizado grandes proyectos en el país, de los cuales algunos “están vivos”, haciendo alusión a la obra fantasma del Gran Canal Interoceánico de Nicaragua, que se anunció desde el 2013 y hasta ahora no hay rastro de que al menos haya comenzado el proyecto.
El empresario chino Wang Jing, concesionario del proyecto del Canal Interoceánico, en representación HKND Group, felicitó a sus socios los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo por «fortalecer relaciones» con la República China Popular y romper relaciones con Taiwán. Según el empresario “fantasma”, fue «una decisión acertada, que se ajusta a la tendencia general y está en consonancia con la voluntad, las aspiraciones y el bienestar de los pueblos de China y Nicaragua», y que según él ha recibido la aprobación en todo el mundo.
En un nuevo discurso cargado de odio, el dictador Daniel Ortega arremetió nuevamente este viernes contra los principales líderes de la oposición, actualmente secuestrados en las cárceles de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), y dejó entrever que la Embajada de los Estados Unidos en Managua ha estado haciendo gestiones con las autoridades nacionales para tener la oportunidad de visitar a lo presos políticos.
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“Y ahora le están pidiendo al yanqui que los saque, muchos de ellos (de los presos políticos) tienen ciudadanía yanqui. Bueno, si el yanqui quiere hacer gestiones por ellos, por que ellos viven haciendo gestiones, los yanqui ahí, desde la Embajada, pidiendo que quieren verlos (a los presos políticos), pues si se quieren sentirse yanquis y que los yanquis hablen por ellos pues que renuncien a la ciudadanía nicaragüense”, dijo Ortega.
La Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH) en su informe anual recibió 1,945 denuncias de violaciones a los derechos humanos en Nicaragua durante el 2021, siendo en su mayoría amenazas, acoso, asedio y detenciones ilegales. En el documento destacan el encarcelamiento a la abogada defensora de derechos humanos María Oviedo.
Según el informe, la represión aumentó en comparación al 2020, pues en el contexto electoral el régimen de Daniel Ortega se dedicó a encarcelar opositores y precandidatos presidenciales, perseguir instituciones, acosar a medios independientes y a atacar a quienes se oponen a su gobierno.
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La Asociación Pro Derechos Humanos de España (APDHE) entregó el Premio Internacional de defensa de los derechos humanos a la defensora nicaragüense Vilma Núñez de Escorcia. A través de una videollamada, Núñez explicó que su ausencia se debió a que «quiere seguir luchando en Nicaragua» y no quería «ser una víctima más» del régimen de Daniel Ortega ante la posibilidad de ser despojada del pasaporte, violando sus derechos a la libre movilización.
La defensora dedicó el premio a las víctimas de la represión gubernamental y autorizó que el galardón fuera recibido por Helen Aráuz, una joven nicaragüense exiliada en España.