Si algo caracteriza a las familias leonesas durante las festividades a la “Purísima” es la creatividad que tienen para elaborar los altares y preparar la tradicional gorra que con devoción religiosa dan al pueblo mariano este 7 de diciembre, fecha en que se celebra a la Inmaculada Concepción de María, patrona de los nicaragüenses.
Una de esas personas que se esmera en realizar hermosos altares es Jairo Benito Valladares, devoto de la virgen María. Él nos comparte su historia y desde la intimidad de su hogar ubicado en el Barrio Zaragoza, León, mostró los detalles que lleva la creación de un altar gigante que elabora para la virgen en la sala de su casa, así como lo hacía su bisabuela en el siglo pasado.
100 años de tradición
Cuenta que la familia Valladares, aún conserva la primera imagen miniatura de madera de 200 años de antigüedad y que fue heredada por tradición a las mujeres de la familia. Actualmente forma parte del museo de imágenes que tiene en su antigua casa de estilo colonial.
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«En esta familia se mantiene una tradición por amor a la virgen y aunque nunca vi como elaboraban esos grandes altares trato de hacerlos pomposos como lo hacía mi bisabuela Delfina” —dice Jairo Benito— “Me cuenta mi mamá que los altares que se hacían en aquel entonces cubrían desde la puerta de la sala hasta el patio de la casa. En una ocasión me platicaron que mi bisabuela creó un altar paisajístico del océano, ella hizo que el mar se moviera igual que las olas y con las motas de algodón hizo la espuma del mar, eso era todo un espectáculo» recalca.
Arte y cultura religiosa
Jairo también es escultor y desde hace 15 años trabaja en la elaboración de imágenes de yeso y madera en un improvisado taller en su casa. Destacó la importancia que tiene el rescatar la fiesta popular de «la Gritería», al recordar que los escritos de los altares de la Purísima de antaño narraban las noches negras estrelladas, la imagen de la luna a los pies de la virgen, mares embravecidos, adornados con flores silvestres de la temporada como pañal de niño, pastora, alacate, madroño, además de cortinas de plásticos y otros adornos.
«La Purísima es esencia de mi nación” será el eslogan que llevará el altar de la virgen este año, inspirado en la celebración mariana que está en el ADN de muchos nicaragüenses y de los artistas que promovemos el arte religioso”, comenta Valladares.
Indicó que el altar será tradicional construido de palma, “representará la pobreza que vivimos la mayoría de nicaragüenses, pero que no evita que se celebre a la Purísima porque en ese hogar humilde hay un lugar para la virgen como la que conservamos en casa» dice el devoto.
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Para Valladares, la celebración de la Gritería en León, es un evento apoteósico porque ahí se irradia el fervor religioso de la comunidad católica del país. «La Gritería es nuestra, es de los leoneses y aunque la imagen de la patrona está en El Viejo, el fulgor de la gritería nace en León, donde se proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción con el grito que ha cruzado fronteras para llegar a todo el mundo», indica.
La gorra tradicional
Este creyente insiste que hay que conservar la tradicional gorra en León teniendo al menos tres elementos: la gorra de manufactura nacional que es la típica de Masaya, la comestible con los dulces de la temporada y las bebidas; además de tirar pólvora para animar el festejo.
«Se le ha quedado debiendo a la Purísima porque no nos hemos enfocado en mantener una tradición y en lo real de su festividad que va desde vestir a la imagen, elaborar sus altares, alistar las canciones, la distribución de fruta y de otras especialidades gastronómicas su tradicional gorra. Regalar caramelos no es lo mismo que dar una caña, un gofio, ayote en miel, bollos de coco, naranjas, cartuchos de ajonjolí, huevos chimbos, trocante o los maromeros, pitos de barro, pipas y los limones con banderas, bebidas típicas como la chicha y el tiste entre otros», refiere el feligrés católico.
Una fiesta religiosa que se hizo tradición
La «Gritería». Es la fiesta más popular del año para la mayoría de los nicaragüenses, previo a esta celebración la iglesia católica realiza una serie de actividades conmemorativas, entre ellas las novenas a la virgen donde se reúne la familia, amigos y extraños, para rezarle y cantarle a la Virgen María.
Al caer la tarde se escucha con resonancia la quema de pólvora y el canto mariano acompañado de instrumentos filarmónico (Chicheros) en el Pueblo Indígena de Sutiaba, aquí, Monseñor Rodrigo Urbina Vivas, párroco de la iglesia San Juan Bautista, ha contagiado la alegría del dogma de la virgen a la feligresía, quien se ha organizado para celebrar todos los días la novena a la virgen María.
«Donde hay un sacerdote nicaragüense, tiene que hacer esté servicio de alabar a la virgen y de tratar de transmitir y contagiar ese amor a ella, es un dogma, un regalo, una gracia que Dios nos ha dado el creer en esta verdad de fe que María, es concebida sin pecado que vino al mundo para darnos la luz eterna que es Jesucristo nuestro señor», dice el sacerdote.
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Monseñor Urbina, dijo que todos los creyentes acuden a la virgen en todo tiempo, especialmente en tiempos de calamidad y de prueba, «recordamos aquellos días de calamidad cuando hizo erupción el volcán cerro negro, y la virgen, mostró su protección al pueblo. Ahora lo hace esta vez con la pandemia del COVID, especialmente en Nicaragua, y estamos seguros que la virgen nos va alcanzar el cese de este azote y pandemia en el mundo», expresó el religioso.
Purísima afectada por el COVID-19
La Purísima tiene una dimensión comunitaria y familiar muy marcada. A medida que la calidad de vida ha ido desmejorando, los vecinos se han unido para celebrar la fiesta en la cuadra o en el sector. Al unirse comparten los gastos, pero también la alegría de preservar una tradición y una devoción muy recóndita en el corazón de los nicaragüenses.
Eugenio Hernández, coordinador de la Pastoral Familiar de la parroquia San Juan Bautista, se organizó con los otros miembros del sector número cinco de Sutiaba, conocida como «La esquina de las caperas» para celebrar el sexto día de novena a la virgen, «este es el tercer año consecutivo que realizamos la novena desde que llegó monseñor Urbina y ha tenido una acogida muy enriquecida en la fe mariana. Este año nuestra plegaria está dirigida por la intersección de este pueblo golpeado por la pandemia del coronavirus, que causó la muerte de familiares y amigos, además, pedimos por la paz de la nación y la armonía de todos los nicaragüenses, principalmente de quienes han tenido que migrar a otras naciones», manifiesto el feligrés.
«El pueblo de Sutiaba, es fervoroso y mariano a la virgen María. Como comunidad nos hemos reunido para aportar en esta celebración tratando de conservar la tradición en cuanto a la gorra y esperando con fe y amor que el próximo año podamos celebrar a nuestra madre santísima», dijo Carla Pérez, miembro de la Pastoral Familiar.
Como ya es una tradición el siete de diciembre, el obispo de la Diócesis de León comienza la gritería a las 6:00 pm gritando desde el atrio de Catedral ¿Quién causa tanta alegría? Con la quema de pólvora y el toro encuetado encendido por al amor mariano en medio del dolor y la esperanza de un pueblo que se lanza a la calle a celebrar y pedirle la intersección de la virgen por Nicaragua.