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El obispo auxiliar de Managua Silvio José Báez y el vicario de Familia, Vida e Infancia de la Arquidiócesis de Managua, padre Silvio Fonseca celebraron que el gobierno que preside Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo diera pie atrás a una iniciativa de ley que debería ser aprobada en ésta semana, que declaraba la fiesta de la Gritería, así como los cantos tradicionales, gastronomía, novenario y el propio día que la Iglesia celebra la Inmaculada Concepción de María como «patrimonio nacional de la República».

La «Gritería», una fiesta religiosa y folclórica que se celebra en los 153 municipios de Nicaragua y en los lugares donde la colonia nicaragüense es importante como Costa Rica y Estados Unidos, nació el 7 de diciembre de 1857, recién finalizada la Guerra Nacional, cuando fueron expulsados filibusteros estadounidenses.
La actividad se celebra la noche del 7 de diciembre (víspera de la fiesta católica de la Inmaculada Concepción de María) y consiste en recorrer las calles y visitar altares en honor a la Virgen, con cánticos y rezos, a la vez que se grita «¿Quién causa tanta alegría?», a lo que se responde: «¡La Concepción de María!». A cambio de rezar y cantar, los feligreses reciben dulces, frutas, trozos de caña de azúcar y en algunos casos pequeñas bolsas con arroz, fríjoles, azúcar y otro tipo de regalos en medio de la quema de abundante pólvora.
La polémica sobre la declaración de la Gritería como patrimonio de la Nación surgió luego de que Rosario Murillo, portavoz gubernamental y vicepresidenta, con funciones de primera ministra de facto del país, declarara que se estaba trabajando una iniciativa de ley sobre el tema, que debería ser aprobada en la Asamblea Nacional (unicameral) dónde el partido de gobierno es mayoría absoluta.
«Ahí está toda la gastronomía, toda la tradición, todos los festejos, la Novena; todo lo que rodea esta gran fiesta de la Fe y de la Solidaridad, que representa la Novena a la Inmaculada Concepción de María y la Gritería, toda la fiesta de La Purísima, patrimonio histórico y cultural de nuestro pueblo, las familias nicaragüenses de nuestro país», expresó la funcionaria pública a través de una llamada telefónica que realiza cada mediodía a los medios de comunicación de su familia.
La iniciativa gubernamental fue objeto de críticas de parte de juristas y otros sectores del país, que la consideraron alejada del principio de laicidad del Estado, pero fue la oposición unánime de la Conferencia Episcopal la que logró ganarle el pulso al régimen de Managua. El lunes 5 de diciembre, finalmente, el grupo parlamentario oficialista descartó el proyecto de ley.
«El Estado se hubiera convertido en un legislador de lo que se le ocurra, puesto que eso sería (iniciativa de ley) haber arrebatado a los católicos algo que es de siglos para nosotros, y que de ninguna manera puede ser manoseado ni gobernado bajo ningún sistema político de Nicaragua», dijo el padre Fonseca a través de la vía telefónica.
Fonseca apoyó las palabras que dijera días atrás el arzobispo Leopoldo Brenes, quién aseguró que la Gritería era una celebración religiosa que nacía en la familias nicaragüenses, y que debía conservarse como tal, ya que era el mejor patrimonio que la Iglesia ha dado a la sociedad.
«La Iglesia católica como madre y maestra seguirá firme con las familias católicas, de que mantengan su devoción y que la transmitan de generación en generación, porque la Purísima es la fuente de evangelización dónde nuestros familiares han aprendido valores morales, el temor a Dios y ha sido nuestra mejor contribución a la sociedad», explicó el también párroco de la iglesia Santa Faz de Managua.
Fonseca fustigó el hecho que el gobierno de Daniel Ortega quiera manipular la fe de los creyentes para utilizarla como arma de dominio ideológico, señalando como ejemplo los altares a la Virgen María que realizan todas las dependencias del Estado nicaragüense en la céntrica avenida Bolívar de la capital, con claras frases de apoyo a la actual administración.

«Esa simple exposición de altares que se ven, yo en lo personal, no le veo objetivos evangelizadores sino tristemente con cierta intencionalidad política partidista”, explicó el prelado, añadiendo que la manipulación religiosa que el gobierno de Ortega hace de la fe cristiana nadie la puede negar en el país. “Es una evidencia, que frente a los hechos no valen los argumentos», dijo.
Esa simple exposición de altares que se ven, yo en lo personal, no le veo objetivos evangelizadores sino tristemente con cierta intencionalidad política partidista
El padre Fonseca calificó de irrespetuoso el manoseo gubernamental a la fiesta de la Gritería, y añadió que en dichos altares del gobierno humillaban a los más pobres ofreciéndoles un plato de comida, en donde la gente hacía colas interminables para conseguir un paquete alimentario.
«Todos nosotros los sacerdotes y el pueblo católico estamos totalmente claros que somos promotores de que esto es una tradición genuina y un regalo de Dios, de los católicos, las familias nicaragüenses y que por ende lo único que nos une y nos da rostro de nación es nuestra devoción a la Purísima»”, finalizó el padre Fonseca.
Mucho más diplomático, pero expresando la misma idea, se pronunció el obispo Silvio José Báez quién dijo que no podía entrar a juzgar a los personeros del gobierno quiénes prepararon la iniciativa de ley para declarar la Gritería como “patrimonio nacional”, pero aseguró que escogieron el camino equivocado, ya que es imposible separar lo tradicional y cultural del elemento religioso de la fiesta de la Purísima Concepción de María.
«Esto fue lo que le dijimos al presidente de la República: Que no era competencia de la autoridad civil entrar a autoproclamarse autoridad que preservaba, promovía y conservaba un tesoro que es primer lugar y sobretodo, religioso aunque llevara elementos culturales», dijo enfático el obispo auxiliar de Managua, quién reconoció que la posición unida de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) logró que el Ejecutivo retrocediera en su intención de «estatizar» la celebración mariana.
Báez indicó que el proyecto de ley no le hubiera hecho bien ni al gobierno de Ortega ni tampoco a la Iglesia, y consideró que en un Estado como el nicaragüense que constitucionalmente es laico; le haría bien tener una relación respetuosa con la religión cristiana, dónde pueda existir colaboración pero sin interferir el uno en las competencias del otro.
«La Iglesia no debe pretender gobernar la nación desde la fe, pero el Estado tampoco debe pretender servirse de la religión para imponer su ideología. Creo que eso no le hace bien a Nicaragua», finalizó Báez.
Estado no debe pretender servirse de la religión para imponer su ideología
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* Periodista nicaragüense. Corresponsal de la agencia de noticias ReligionDigital.com de España en Nicaragua.
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