El obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio José Báez, aseguró que cuando el amor al prójimo y a Dios es el que «orienta la vida social y política, sentimos como propio el dolor de la gente» y se busca que tenga una «vida más digna».
Manifestó que la sociedad nicaragüense está «dividida y enfrentada». «Solo cuando es el amor el que orienta la política, desaparecen los regímenes y las estructuras crueles que hacen llorar al pueblo, lo someten y lo crucifican de mil modos día a día», dijo el obispo en su homilía dominical, a una semana de las cuestionadas votaciones presidenciales.
El prelado basó su mensaje dominical en la lectura del relato de Jesús cuando fue consultado sobre cuál es el primero de todos los mandamientos. «Tanto el mandamiento del amor a Dios, como el del amor al prójimo aparecen expresados con un verbo en imperativo: “Amarás”. Jesús no dice: “ama”, en presente, sino “amarás”, en futuro».
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«El amor abre una historia infinita. Es la puerta del futuro. Quien no ama no tiene futuro, pues el amor es el futuro del mundo. Solo el amor justifica y da sentido a nuestra existencia. Como enseña San Juan de la Cruz: “En fin, para este fin de amor fuimos creados”», agregó.
El obispo auxiliar de Managua señaló que solo el amor «nos hará avanzar hacia una nueva civilización más pacífica y justa». Solo «el amor social» ayuda a afrontar los problemas de las sociedades y «renovar profundamente sus estructuras, sus organizaciones y su ordenamiento jurídico».
«Amar a Dios y al prójimo es también preocuparse por la fragilidad de los pueblos, asumiendo los retos políticos con compasión y ternura por la gente, buscando el bien de todos, sobre todo de los más pobres y olvidados, sin egoísmos ni mentiras», apuntó monseñor Báez.
El régimen de Nicaragua se declara cristiano, pero sus prácticas son completamente distintas. A diario, la vocera de la dictadura recita versículos bíblicos y ataca con lenguaje vulgar a los opositores, a los obispos de la Iglesia Católica y a todo aquel que critique la gestión de su marido, el dictador Daniel Ortega.
Nicaragua está a las puertas de un proceso electoral donde los principales aspirantes presidenciales están presos, con procesos judiciales abiertos, bajo tortura y malos tratos; y canceló la personería jurídica a tres partidos políticos.