El régimen de Daniel Ortega obligó a La Prensa a despedir a un grupo de trabajadores y periodistas el 15 de septiembre. Tras 33 días de allanamiento a las instalaciones del rotativo, el medio comunicó a sus colaboradores que la empresa se ha visto en la necesidad de hacer un «recorte forzado de personal para poder sobrevivir» ante la embestida de la dictadura de Nicaragua.
El diario continúa ocupado por la Policía al servicio del régimen y la directiva del periódico asegura que «no hay señales de que la dictadura tenga ánimos de regresarlas a sus legítimos dueños». La Prensa manifestó, en una nota en su sitio web, que la decisión de Ortega viene a confirmar que el régimen «intenta destruir a La Prensa, como quedó evidenciado en la retención injustificada de nuestro papel».
«Esta situación nos obligó a tomar la dolorosa decisión de reducir nuestro personal para operar solo con la cantidad suficiente para continuar informando desde nuestro sitio web y garantizar la supervivencia de la empresa en medio de un ambiente hostil que nos ha impuesto la dictadura», señaló La Prensa.
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Carlos Rodríguez, de 47 años, uno de los cuatro conductores despedidos, dijo a Artículo 66 que ya se veía venir este escenario en La Prensa y se preparó actualizando su hoja de vida para presentarla en diversas empresas, pero teme no sea contratado por su edad porque las compañías prefieren a personas jóvenes. Rodríguez cumplió en junio pasado seis años de laborar en ese medio de comunicación. Antes de la crisis sociopolítica de abril 2018 dice que eran 13 conductores en total, pero desde hace tres años el número se redujo a menos de la mitad por las presiones del régimen.
Según el periodista y escritor Juan Carlos Duarte Sequeira, lo que está pasando con La Prensa es una «tragedia en todas las dimensiones» que afecta a los colaboradores del medio de comunicación por los despidos, sino también a los socios de la empresa.
«La situación que vive a La Prensa es una tragedia en todas las dimensiones. Una tragedia para la libertad de prensa, la libertad de expresión, libertad empresarial, el derecho a la comunicación. Pero también es una tragedia para las personas que laboraban en ese medio de comunicación. Ojalá que la empresa tenga la oportunidad de apoyar a las personas y que estos tengan la oportunidad de recibir el apoyo», dijo Duarte, coordinador y promotor de Radios Comunitarias de Nicaragua.
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Rodríguez confió a Artículo 66 que de él dependían cuatro personas de su familia y actualmente una de sus hijas es quien asumió los gastos de la vivienda, mientras encuentra un empleo para suplir sus necesidades. Lo que más le preocupa es que una de sus hijas menores de edad cursa quinto año y se aproxima una serie de gastos para a graduación. El cesanteado dijo que como extrabajador del medio de comunicación no puede sentirse molesto con el diario porque son circunstancias ajenas a la situación y conocen lo que atraviesa la junta directiva con la intervención del periódico.
Para Braulio Abarca, abogado del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, la situación del medio de comunicación es producto de una serie de acciones del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo que lesionan los derechos humanos, la libertad de expresión y prensa.
Más de 400 periodistas de 35 países del mundo se solidarizan con comunicadores de Nicaragua y condenan violaciones a la libertad de expresión. Foto: Internet.
«El régimen no solo ha realizado actos de intimidación, hostigamiento, sino también embargos y secuestro a material informativo como papel, tinta y otros insumos para la impresión del diario La Prensa en Nicaragua. Actualmente el gerente general de ese diario de circulación nacional en Nicaragua se encuentra detenido arbitrariamente (Juan Lorenzo Holmann), lo cual lacera y transgrede los derechos humanos y las libertades fundamentales, no solo de las y los trabajadores, sino también de los socios de este diario», aseveró Braulio Abarca, miembro del Colectivo.
«Como ya sucedió con la dictadura somocista hace más de 40 años y con la primera dictadura sandinista hace 30 años, La Prensa prevalecerá para narrar la caída del orteguismo», sentenció La Prensa.