El obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, monseñor Rolando Álvarez, advirtió que Nicaragua está viviendo una «vorágine sanitaria» y celebra los 200 años de Independencia en medio del dolor provocado por la actual curva ascendente de contagios y fallecimientos producto de la pandemia de COVID-19.
El sacerdote católico señaló que en el país se ha dado una curva de contagios y se preguntó «¿Cuántos hermanos están hoy intubados? Hermanos con oxígeno en el lecho de un hospital, gente que colapsa al no encontrar un medio para atenderse», tras señalar que muchos enfermos prefieren quedarse en casa por temor de ir a un centro asistencial.
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El obispo indicó que ahora ya no se necesita de las redes sociales para saber de los incontables casos de contagiados y fallecidos porque «personalmente nos enteramos a través del pariente, de un amigo, de un vecino o el conocido de algún enfermo que nos pide una oración» «Es la realidad de nuestro pueblo, un pueblo que camina por la senda del dolor, un pueblo flagelado por una pandemia descontrolada», lamentó el religioso.
En el programa en línea «Pastoreo, comunión y oración» de este jueves, nueve de septiembre, monseñor Álvarez se refirió a la conmemoración de los 200 años de Independencia de Centroamérica de España y mencionó que dicho evento se da en medio de dolor y sufrimiento por la curva epidemiológica que indica un un alarmante repunte del coronavirus.
Enriquecimiento ilícito, clanes y poder
El líder religioso criticó que en los 200 años de Independencia haya reinado la política de enriquecimiento ilícito y pidió que la conmemoración sirva para no cometer los mismos errores del pasado.
«Conmemorar es hacer memoria, la memoria nos permite volver a nuestros orígenes y ahí encontramos nuestras raíces, nuestra identidad, de dónde venimos, lo que somos y porqué lo somos. Descubrimos luces y sombras en aquella independencia. Conmemorar, hacer memoria para no seguir cometiendo los mismos errores que durante 200 años hemos cometido», exhortó.
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Para el obispo matagalpino, esa historia de clanes y caudillismo que ha vivido Nicaragua ha dejado una estructura política de injusticia social que es necesario superarla «poniendo en el centro la dignidad de las personas, eso significa poner en el centro su libertad, la justicia, la paz, la equidad, la igualdad en oportunidades para poder salir de la extrema pobreza».
«Damos gracias al señor por estos 200 años de Independencia. Siempre habrá más razones para dar gracias a Dios. La Independencia nos ha permitido entrar en este proceso de evolución en el que nosotros los hombres de hoy, estamos comprometidos a romper esos círculos de violencia, de desgobernanza, de autoritarismo, de enriquecimiento ilícito, prepotencia, de falta de justicia y libertad; de falta de institucionalidad y democracia para heredar una mejor sociedad y una mejor vida a las generaciones venideras», finalizó su prédica el obispo