La Asamblea Nacional, controlada totalmente por el dictador Daniel Ortega, autorizó, vía decreto legislativo, un convenio entre el régimen de Nicaragua y la Federación Rusa que tiene como finalidad, según establecen, garantizar «la seguridad internacional de la información».
El texto de compromiso habla de garantizarse mutuamente seguridad contra actos que atenten contra la soberanía de los estados y cuidarse de la difusión de información que infrinja daños al sistema sociopolítico y al entorno moral. Algo parecido a lo que dicta la Ley de Ciberdelitos implantada en Nicaragua.
Los diputados afines al orteguismo aprobaron, el martes, siete de septiembre, el decreto número 8768 en el que le dan puerta libre al régimen para ejecutar el convenio de seguridad de la información con los rusos. Dicho decreto junto al convenio ya fue publicado en La Gaceta, Diario Oficial, número 169 de este miércoles, ocho de septiembre.
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La justificación del compromiso adquirido entre Nicaragua y Rusia asegura que la cooperación se da tomando en cuenta la «preocupación por las amenazas relacionadas con la posibilidad del uso de esas tecnologías (de la información: Internet» con fines no compatibles con el objetivo de garantizar la paz, la seguridad y la estabilidad internacionales; para menoscabar la soberanía de los estados e injerir en sus asuntos internos y en la vida privada de sus ciudadanos, desestabilizar la situación política de los Estados, atizar la hostilidad interétnica e interconfesional».
Partiendo de esa justificación, la dictadura de los Ortega-Murillo se compromete con el régimen de Vladimir Putin, de acuerdo con el artículo uno del convenio, a colaborar con el intercambio de información para, supuestamente, contrarrestar actos contra la soberanía y la integridad territorial de ambos estados, combatir acciones terroristas y evitar que esas actividades ganen más adeptos.
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Entre los principales aspectos en los que estarán colaborando Nicaragua y Rusia, el acuerdo bilateral, en su artículo dos, numeral cuatro establece «intercambio de información en cuanto a la ejecución de la Ley para prevenir, detectar y poner fin a los incidentes informáticos, así como investigar delitos y casos penales relacionados con el uso de la tecnología de la información de la comunicación con fines terroristas y criminales».
Ese acápite del acuerdo nica-ruso es muy parecido a la calificación que constantemente dan los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo en sus ataques contra opositores, médicos y medios de comunicación independientes.
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El acuerdo entre los dos países es por tiempo indefinido y se dejan la puerta abierta para realizar adendum y establecer, sobre la marcha, cualquier otro tipo de colaboración en materia de intercambio de información. Asimismo, se obligan a no compartir con nadie más los datos que se envíen o que obtengan trabajando en conjunto, en una especie de compromiso de espionaje.