El dictador Daniel Ortega «ha tenido suerte en las últimas semanas», según opina el periodista internacional Andrés Oppenheimer en una nota publicada en el Nuevo Herald, el sábado, cuatro de septiembre.
De acuerdo con el comunicador, la retirada de Estados Unidos de Afganistán, el terremoto en Haití y las protestas callejeras en Cuba han desviado la atención internacional que ha dejado de ver a Ortega y de sus abusos contra los derechos humanos de los nicaragüenses
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Otro de los golpes de suerte del dictador de Nicaragua, indica Oppenheimer en su nota de opinión, fue el paquete de asistencia financiera de 343,5 millones de dólares anunciado por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Además de otros préstamos de organizaciones regionales le han permitido a Nicaragua aumentar sus reservas a más de 3.6 mil millones de dólares.
Sin embargo, para el opinador, esa suerte de Ortega se va a acabar pronto y exhorta a la comunidad internacional a que vuelva a prestarle atención a Nicaragua, porque lo que está pasando en el país «es terrible».
Oppenheimer considera que, en relación a la población de Nicaragua, el dictador Daniel Ortega es, probablemente, «el peor violador de derechos humanos del continente».
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Esa categoría, dice la opinión, la merece porque, de acuerdo con los datos manejados por Human Rights Watch, «más de 300 nicaragüenses fueron asesinados y 2,000 resultaron heridos por la policía y grupos paramilitares en las protestas antigubernamentales de 2018. Esa es una cifra enorme para un país pequeño de solo 6 millones de habitantes. Es más del doble de la cantidad de manifestantes que murieron en las protestas del 2017 en Venezuela, un país de 32 millones de habitantes».
El comunicador internacional hace la comparación entre los dictadores de Nicaragua y Venezuela y advierte que, mientras el dictador Nicolás Maduro, ha dejado a algunos líderes de la oposición fuera de la cárcel para, al menos mantener una fachada de democracia, el otro dictador, Daniel Ortega ha enviado a la cárcel a todos sus contendientes para evitar competencia.
«Toda la oposición ha sido decapitada. Ya no queda nadie para desafiar al régimen”, me dijo el conocido periodista opositor Carlos Fernando Chamorro desde su exilio en Costa Rica. “Nunca habíamos visto algo así, ni siquiera en el apogeo de la Revolución Sandinista en los años ochenta», cita Oppenheimer criticando al dictador de Nicaragua por su estrategia represiva que busca allanarse el camino para imponerse en las elecciones próximas.
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Asimismo, recuerda que aunque el presidente Joe Biden ha aumentado las sanciones financieras y de viajes contra altos funcionarios del régimen de Ortega, considera que tanto Estados Unidos y otras democracias «deberían hacer mucho más».
De acuerdo con el escritor, la Organización de Estados Americanos (OEA) «debería suspender a Nicaragua bajo la (aplicación) de la Carta Democrática Interamericana. «Eso tendría un gran impacto en Nicaragua, porque es un país pequeño que depende en gran medida de la ayuda internacional».
También opina que, «el FMI debería suspender su entrega de dinero a la dictadura de Ortega».
Y en tercer lugar, el generador de opinión considera que «Estados Unidos y otros países podrían incluir a los funcionarios nicaragüenses sancionados en la base de datos de presuntos terroristas a los que no se les permite abordar vuelos que toquen o vuelen sobre sus territorios».
Según Oppenheimer, cualquiera de estas sanciones ayudaría a presionar a Ortega a restaurar las libertades democráticas».