La segunda al mando de la dictadura de Nicaragua, Rosario Murillo, volvió sobre sus pasos para soltarse en ataques verbales contra los médicos y medios de comunicación independientes a los que tildó nuevamente de terroristas de la salud porque informan sobre el rebrote de COVID-19 que azota a la población desde hace varias semanas.
En su monólogo diario a través de los medios de la propaganda gubernamental, este jueves, dos de septiembre, Murillo dijo «no ponerle mente al terrorismo de salud de algunos que ya están completamente ausentes porque lo único que les queda es el recurso del terrorismo», para luego asegurar que ella dice la verdad todos los días.
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La vicedictadora amenazó a medios de comunicación y médicos independientes diciendo que «hacer terrorismo con los temas de salud es sacrilegio y es un delito. Es un pecado» y lanzó la advertencia que «el mal que se desea es el mal que se retorna a quien lo desea».
Murillo se mostró incómoda por los últimos reportes de médicos independientes que advierten sobre una oleada de contagios de coronavirus que se evidencia en un gran número de enfermos y fallecimientos.
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El experto en epidemiología Leonel Argüello advirtió en una entrevista con Artículo 66 que Nicaragua está viviendo un desastre sanitario. Esas informaciones molestan al régimen que oculta información sobre la pandemia para tratar de minimizarla.
«En Nicaragua tenemos un desastre sanitario, económico y social con la COVID-19 y a pesar de ello, seguimos con los ojos y los oídos tapados, sin actuar lo suficiente a nivel gubernamental y de la ciudadanía, por lo que seguiremos pagando la irresponsabilidad con muertes y con sufrimiento humano ahora, y después, con un alto daño a nuestra salud física y mental, lo que que podrían ser evitables tomando las medidas de prevención», advirtió con preocupación el experto en epidemiología.
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Murillo, aunque minimiza los efectos de la pandemia, llamó a cuidarse de los contagios «más allá del terrorismo y la perversidad de unos cuantos» y más adelante se soltó en su acostumbrada verborrea para decir que «hay quienes abren la boca para sacar culebras, sapos, porque no quieren que nos ganemos la vida. Avanzamos por sendas de justicia y paz».
Esa mujer está loca, ojalá el pueblo no le haga caso, porque solo el gobierno es el culpable de tanta muerte que se pudo haber evitado, poniendo a tiempo todas las vacunas. Comprándolas con todo el dinero que se han robado y no esperando que se las regale la comunidad internacional.