Orden mundial tripolar: Todas las estructuras del viejo orden mundial de la post-Segunda Guerra Mundial –primero bipolar, entre EE. UU. y la URSS (Unión Republicana Soviética Socialista); luego unipolar EE. UU., después del colapso de la URSS, son disfuncionales: ONU (Organización de Naciones Unidas), FMI (Fondo Monetario Internacional), BM (Banco Mundial) y OMC (Organización Mundial del Comercio). Las tendencias al nuevo orden tripolar iniciaron desde la crisis financiera internacional de 2008-2009 cuando China optó por no seguir más el liderazgo de la globalización de EE. UU.
El concepto de “orden tripolar”, que Michael Klare –académico del Hampshire College, Massachusetts– refiere para hablar de EE. UU., China y Rusia, las tres potencias que al interactuar van configurando el rumbo político, económico y social del planeta entero.
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Zbigniew Brzezinski propone un arreglo tripolar entre las máximas potencias militares –EE. UU., Rusia, China– que configure la doctrina geoestratégica mundial con el fin de paliar “el desaliñado orden global”.
Según Alexéi Pushkov, influyente senador ruso, EE. UU. ya ha perdido la posición de única superpotencia: China obviamente reclama el liderazgo, Rusia ha restaurado su potencial militar y político, y varias potencias regionales actúan como consideran necesario: Turquía, Irán e India.
Hoy el mundo es multipolar, pero cruda y militarmente tripolar, donde Obama puso a la defensiva en todos los ámbitos a Rusia, mediante sus inoperantes sanciones, y a China, mediante su estrangulamiento mercantilista del incinerado ATP. El nuevo orden tripolar de Rusia, China y EE. UU. reemplazará la caída de la hegemonía de EE. UU. en el ámbito global.
Alexéi Pushkov aduce que la caída total de la hegemonía estadounidense no es un proceso rápido. Cree que los cambios clave asociados a la caída de la hegemonía de EE. UU. tendrán lugar en los próximos 10 años. Si no se balcaniza antes por implosión
Alexéi Pushkov cree que la influencia y el papel de Rusia aumentará en la próxima década. El nuevo orden mundial será tripolar de Rusia/China/EEUU o no lo será. China y Rusia que hoy ostentan una asociación estratégica. La ofensiva geopolítica y militar de EEUU ha incrementado su cerco a Rusia y China, y ya llegó a su límite.
“La alianza que están tejiendo Moscú y Pekín no solo impulsará su propio desarrollo industrial sino también decidirá el futuro de la política global”, considera el ex subsecretario del Tesoro de EEUU Paul Craig Roberts.
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Rusia y China podrían ser las mayores amenazas para la seguridad nacional de Estados Unidos, afirmó el jefe de la Agencia de Inteligencia de Defensa de EE. UU., Vincent Stewart. “Rusia y China podrían convertirse en la mayor amenaza a nuestra seguridad nacional, por lo que debemos estudiar sus capacidades atentamente para saber qué esperar de ellos, manteniendo el equilibrio, por supuesto, porque podemos perder algo más en el mundo”, dijo el teniente general Stewart.
Relaciones Nicaragua-Rusia. Los últimos acontecimientos (visita de una delegación oficial nicaragüense a Moscú, visita del canciller a Abjasia a Nicaragua, comunicados oficiales rusos apoyando al régimen y la firma del Convenio sobre la colaboración sobre Seguridad Informática), nos estaría indicando que el régimen Ortega-Murillo que su estrategia estaría encaminada a buscar el paraguas geopolítico de Rusia y romper el cerco diplomático internacional cada vez más reducido.
Ortega está jalando a Nicaragua a un peligroso juego geopolítico, cuya finalidad es convertirla como cabeza de puente contra EE. UU., lo cual, nunca aceptará el establishment norteamericano. Su objetivo apunta a que el control de EE. UU. no sea tan inexpugnable y sea derrumbado, repitiendo la estrategia de los años ochenta del siglo XX.
Todo parece indicar que el régimen tiene la idea que el nuevo orden tripolar le puede permitir jugar a las contradicciones entre Rusia y EE. UU., evitando su aislamiento total. Con el Convenio de Seguridad Informática Rusia-Nicaragua se entra en la lógica de la disputa (entre EE. UU., Rusia y China), del ciberespacio internacional y del ciberespionaje militarizado mundial. El régimen quiere transformarse en un peón del ajedrez geopolítico y geoestratégico mundial.
Igualmente, la intención del régimen sería establecer el ciberespionaje local para hackear los sistemas de computación, mensajes de correo electrónicos, redes sociales, además de celulares para espiar y reprimir a los disidentes políticos, periodistas independientes, defensores de derechos humanos, médicos, abogados, empresarios, etcétera.
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El régimen cree que en el nuevo Yalta para establecer las zonas de influencia del orden tripolar Nicaragua junto a Cuba y Venezuela puede ser incorporada a la zona de influencia rusa. Lo que nos demuestra una visión geoestratégica “naíf” del régimen al pretender que los EE. UU. pueda aceptarla, ya que no toman en cuenta que cualquier cambio puede ser analizado como una amenaza a la seguridad nacional de los EEUU.
Las relaciones entre Rusia-Nicaragua, por el ciberespionaje militarizado, pone en riesgo el control de los EE. UU. sobre Centroamérica, al mismo tiempo, que produce un cambio en la correlación de fuerzas militares y políticas al interior de la región centroamericana.