Rusia nuevamente volvió a cerrar filas a favor del régimen de Nicaragua e insistió en que el país es «víctima» de intentos injerencistas, mismo discurso que mantiene la actual administración presidida por Daniel Ortega y Rosario Murillo.
En declaraciones brindadas este lunes, 19 de julio, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, condenó las acciones de «otros países de interferir en los asuntos de Nicaragua. Nos solidarizamos con Nicaragua en la defensa de su independencia y su soberanía. Rechazamos categóricamente los intentos de interferir en los asuntos internos de ese país, como de cualquier otro Estado».
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En la conferencia de prensa el delegado de Vladimir Putin se encontraba acompañado por su homólogo, el canciller orteguista, Denis Moncada Colindres. Lavrov insistió en que los nicaragüenses son «absolutamente capaces» de decidir en elecciones del próximo siete de noviembre los cambios para la nación, sin embargo; omitió todas las violaciones a los derechos humanos que han marcado el proceso previo a esos comicios, que ha implicado arrebatar personalidades jurídicas a partidos políticos y más encarcelamientos a opositores, que ya suman 26 más, entre los que se incluyen seis precandidatos presidenciales y figuras históricas del sandinismo.
En la misma línea de Ortega, su aliado ruso condenó las sanciones impuestas contra a dictadura de Nicaragua, en especial, las de Estados Unidos y Canadá, países que abanderan la toma de esa medida para castigar a operadores del gobierno de turno considerados corruptos y responsables de la «masacre» iniciada en contra de la ciudadanía en abril de 2018.
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, recibe a su homólogo de Rusia, Vladimir Putin, en el Aeropuerto internacional de Managua (Nicaragua) el 11 de julio de 2014. Foto: Artículo 66/EFE
«(Con) la soga de las sanciones buscan socavar el desarrollo económico», reprochó el canciller Lavrov, lo que fue recibido con beneplácito por parte de Moncada, quien indicó que el encuentro con su par ruso fue «muy positivo, muy productivo», afirmando que la visita diplomática se da en el marco del 42 aniversario del triunfo de la Revolución Popular Sandinista y forma parte del fortalecimiento de relaciones «estratégicas» entre ambos países.
El 14 de julio, el Ministro de Relaciones Exteriores de Canadá, Marc Garneau, anunció un nuevo paquete de sanciones contra «15 personas adicionales», como parte de la respuesta internacional por la embestida represiva que ha sido desatada en Nicaragua en los últimos tres meses.
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En la lista hay jefes policiales, diputados, magistrados del Poder Judicial y Electoral e incluye a Camila Ortega Murillo, la hija de pareja gobernante, señalada de operar también como testaferro de las empresas de la familia dictatorial. Dos días antes, Estados Unidos había restringido visas a personeros vinculados con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). A todos los señala de responder a los intereses del orteguismo pasando por encima de los principios de libertad y democracia plasmados en la Constitución Política de Nicaragua.
Las declaraciones de Lavrov llegan a menos de dos semanas de que la portavoz del Ministerio de Exteriores de Rusia, María Zajárova, apareciera reproduciendo el discurso del régimen de Daniel Ortega al denunciar «injerencia» de Estados Unidos en Nicaragua. El nueve de julio, la delegada de Putin declaró que «a medida que se acercan las elecciones generales en ese Estado, aumenta la poderosa ola de presión externa sobre el gobierno legítimo del presidente Daniel Ortega»