El viceministro del Interior de Cuba, el veterano general de brigada Jesús Manuel Burón Tabit, se convirtió, este miércoles, 14 de julio, en el primero de los funcionarios de alto nivel de la nomenclatura comunista en renunciar a su cargo tras la fuerte represión que ejecuta el régimen de Miguel Díaz-Canel contra el pueblo que se lanzó a las calles desde el 11 de julio a protestar en contra del sistema político de la isla. A la administración de turno la responsabilizan por la profunda crisis económica y de derechos humanos que padecen.
La agencia de noticias ABC informó que, de fuentes próximas al régimen conoció de la renuncia del segundo al mando del Ministerio del Interior. Burón cuestionó a lo interno de esa entidad, considerada el órgano represivo que maneja la Seguridad del Estado (G2) y del Consejo de Seguridad, el uso excesivo de la fuerza policial para reprimir las manifestaciones.
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La renuncia del general Burón Tabit estaría motivada por desavenencias con otros altos mandos de esa institución que es la encargada directa de ejercer represión contra las manifestaciones, además, prevalecieron las diferencias respecto a las medidas tomadas durante las protestas del pasado fin de semana. «Hay lío en el seno del Ejército y diferencias entre militares de la vieja guardia y generales jóvenes», aseguran las fuentes consultadas por ABC.
Segun diversas agencias de noticias, la renuncia del ahora exviceministro habría sido confirmada también por el analista y escritor Juan Juan Almeida en su programa «Juan Juan Al medio».
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Según Almeida, el general Burón Tabit, que también es miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba (PCC), instancia superior política del régimen donde están los «selectos comunistas»; pidió su renuncia en el lobby del edificio “A” del Ministerio del Interior. Sus palabras al abandonar el cargo fueron: «Aplicar la ley con estricto apego a ella, no significa asesinar (al pueblo)», asegura Almeida, hijo del comandante de la revolución Juan Almeida Bosques, compañero de Fidel Castro.
Tras el estallido social del domingo 11 de julio, el presidente cubano Miguel Díaz-Canel ordenó a sus seguidores salir a las calles para enfrentar a los que él llamo «provocadores», lo que generó enfrentamientos callejeros con la Policía al servicio del régimen comunista de la isla y con civiles, que según testigos, eran agentes de la Seguridad del Estado, instancia del Ministerio del Interior, que vestidos de civil y armados con palos, arremetieron contra los protestantes. Se conoce, hasta el momento, de una persona fallecida producto de los golpes de esos agentes y al menos un centenar de heridos.