La Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC) mediante un comunicado respaldó las manifestaciones cívicas sin precedentes contra el régimen de Miguel Díaz-Canel.
«Entendemos que el Gobierno tiene responsabilidades y ha tratado de tomar medidas para paliar las referidas dificultades, pero también comprendemos que el pueblo tiene derecho a manifestar sus necesidades, anhelos y esperanzas y, a su vez, a expresar públicamente cómo algunas medidas que han sido tomadas le están afectando seriamente», señalan los jerarcas católicos de Cuba.
Las múltiples protestas sucedidas el 11 de julio en diferentes ciudades de la principal isla de las Antillas han sido las más importantes desde mediados de la década de los noventa, cuando Cuba entró en el denominado «periodo especial», lleno de carestía debido al colapso del bloque soviético.
La Iglesia cubana lamentó también que la respuesta a las manifestaciones cívicas sea «el inmovilismo», un eufemismo que engloba tanto a la retórica del imperialismo como a la represión que sucedió a las protestas tras una alocución televisada por parte de Díaz-Canel, llamando a los partidarios del gobierno de Cuba a “defender” al régimen.
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«En estos momentos, como pastores nos preocupa que las respuestas a esos reclamos sea el inmovilismo que contribuye a dar continuidad a los problemas, sin resolverlos. No solo vemos que las situaciones se agravan, sino, también que se camina hacia una rigidez y endurecimiento de posiciones que pudieran engendrar respuestas negativas, con consecuencias impredecibles que nos dañarían a todos», exhorta la jerarquía católica cubana.
Reabrir heridas del pasado
En su comunicado, los obispos de Cuba llamaron al gobierno de Díaz-Canel a buscar soluciones «sin imposiciones, ni haciendo llamado a la confrontación», buscando sobre todo la escucha activa de todos los sectores para construir una sociedad «con todos y para el bien de todos».
La Iglesia también alertó que la represión a las manifestaciones pacíficas puede reabrir heridas que son difíciles de sanar en el paso del tiempo.
Régimen cubano corta internet para ocultar protestas. Estados unidos advierte que se deben respetar a manifestantes. Foto: El Mundo.
«La violencia engendra violencia, la agresividad de hoy abre heridas y alimenta rencores para mañana que costará mucho trabajo superar, por eso invitamos a todos a no incentivar la situación de crisis, sino con serenidad de espíritu y buena voluntad, ejercitar la escucha, la comprensión y la actitud de tolerancia, que tenga en cuenta y respete al otro para juntos buscar caminos de una justa y adecuada solución», puntualizan los obispos cubanos.
Sacerdote, golpeado en contexto de protestas en Cuba
Tras varias horas detenido, el sacerdote católico Castor Álvarez Devesa, del arzobispado de Camagüey, fue liberado por las autoridades del régimen cubano.
Según agencias católicas de noticias, el sacerdote católico estuvo detenido en una estación policial bajo el supuesto delito de «desorden público».
El padre Álvarez Devesa fue detenido mientras intentaba defender a unos manifestantes cívicos. En ese momento, también fue víctima de una agresión con un bate, según narró en un vídeo en redes sociales.
Según la prensa católica, el sacerdote fue liberado por gestiones realizadas con mucha dificultad por el arzobispo de la ciudad, Willy Pino. También se ha señalado que entre los manifestantes detenidos hay laicos católicos y un seminarista en Matanzas, ciudad localizada a 104 kilómetros de La Habana.
Relaciones Iglesia-Estado
El reciente comunicado de los obispos cubanos podría reavivar las tensiones entre la Iglesia y el régimen, luego de un periodo de relaciones basadas en la cordialidad.
Cabe señalar que pese a declarar la isla como «comunista»; Fidel Castro, el líder histórico del régimen, jamás rompió relaciones diplomáticas con la Santa Sede.
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Durante los primeros años del castrismo, los seminarios fueron cerrados, se prohibió que la Iglesia realizara labores educativas y se llevó a seminaristas y sacerdotes a campos de trabajo para su “reeducación”, tal y como fue el caso del cardenal Jaime Ortega y Alamino, arzobispo emérito de La Habana fallecido en 2019.
En 1993, durante el período de crisis vivido en Cuba tras la caída de la Unión Soviética; los obispos cubanos publicaron su carta pastoral más frontal contra el gobierno de Fidel Castro, titulada «El amor todo lo espera», que pedía entre otras cosas, una democratización del régimen.
Miguel Díaz Canel y Daniel Ortega. Foto: CCC
«Hay descontento, incertidumbre, desesperanza en la población. Los discursos oficiales, las comparecencias por los medios de comunicación social, los artículos de la prensa algo comentan, pero el empeoramiento es rápido y progresivo y la única solución que parece ofrecerse es la de resistir, sin que pueda vislumbrares la duración de esa resistencia. Treinta y cuatro años es un lapso suficiente como para tender una mirada no solo coyuntural, sino histórica, sobre un proceso que nació lleno de promesas e ideales, alcanzados algunos, pero en los que, como tantas veces pasa, la realidad no coincide en todos los casos con la idea que nos hicimos de ella, porque no es posible adaptarla siempre a nuestros sueños», expresaron los obispos de Cuba en septiembre de 1993.
En 1998, Juan Pablo II estuvo en la isla tras una invitación girada por Fidel Castro. El papa instó al régimen a «abrirse al mundo, y que el mundo se abriera a Cuba». También condenó el bloqueo impuesto por Estados Unidos.
Entre 2010-2011, la Iglesia cubana con el arzobispo Jaime Ortega y el gobierno español presidido por José Luis Rodríguez Zapatero mediaron para que el régimen cubano liberara al denominado «grupo de los 75», que eran prisioneros políticos encarcelados durante la denominada «primavera negra» de 2003.
El arzobispo Ortega y Alamino también tomó parte activa, junto al Papa Francisco, del “deshielo” de las relaciones entre EE.UU. y Cuba en 2014, durante los mandatos de Barack Obama y Raúl Castro, respectivamente.
Tras este proceso, inició una etapa de cordialidad entre el régimen cubano y la Iglesia. Las autoridades de la isla devolvieron más de un centenar de propiedades eclesiásticas que fueron expropiados. Durante esta etapa, también se dió la visita de Benedicto XVI en 2012.
El Papa Francisco, quién se involucró personalmente en el deshielo entre Cuba y EE.UU. visitó la isla en dos ocasiones. En 2015 en el marco de un periplo que luego lo llevó al país norteamericano; y en 2016 para encontrarse brevemente en el Aeropuerto José Martí con el patriarca Kiril de Moscú y toda Rusia.
De 2015 son estas declaraciones del ex-presidente cubano Raúl Castro, tras un encuentro en el Vaticano para agradecerle al Pontífice su participación en el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos. «Si el Papa (Francisco) sigue hablando así, les aseguro que yo terminaré rezando nuevamente y volveré a la Iglesia católica y no lo digo como una broma».