Por: Diedrich Carrazco (@JustDeetrik)
En un país medianamente formado, civilizado y democrático, los funcionarios públicos sean de carrera o sean cargos de elección popular, deben en todo momento observar las normas del derecho para ser cumplidas, hacerlas cumplir y diseñar tanto leyes como políticas públicas de manera que se aproximen a cumplir con estas garantías y derechos de la ciudadanía; esto indistintamente si son derechos de “minorías” o “mayorías”, los funcionarios deben cumplir a todos y todas sin que medie ningún tipo de discriminación, pues todos pagamos impuestos y todos pagamos sus salarios. En todo caso deberán existir los canales adecuados para que en una sociedad democrática se discutan, debatan y lleguen a consensos sobre el cómo deberán ser garantizados los derechos.
Dicho lo anterior comparto la siguiente cita del académico, profesor pleno de INCAE, M.A. Johns Hopkins University, B.A. de la American University, Ph.D. Oxford University, y aspirante a la presidencia de la república por el partido único opositor CxL, Arturo Cruz, quien fue entrevistado por el medio de comunicación Artículo 66 y en el que expresó: “…YO ESTOY EN CONTRA DEL ABORTO Y NO HAY NADA QUE DISCUTIR… la mayoría abrumadora de este país está en contra del aborto, por lo tanto yo coincido con la mayoría de los nicaragüenses, y creo que coincidimos basado en nuestro principio y comportamiento histórico”
El autoritarismo en ciernes
Como ciudadano reconozco que al momento de escuchar esas palabras pensé en el calvario que seguirán pasando las mujeres nicaragüenses en relación a sus demandas de aborto seguro y gratuito, ya no digamos de todo el marco de derechos sexuales y reproductivos que han sido negados históricamente si Cruz llegara a la presidencia. Pensé que él sería en conjunto con la iglesia católica y los conservadores más recalcitrantes del país, la cruz más pesada para las mujeres en los últimos 31 años en “paz” y “democracia” en Nicaragua. Obvio sí, me refiero a las mujeres que no pueden pagar clandestinamente por un aborto seguro, o no pueden viajar a países donde sí está permitido.
El problema acá no es únicamente sobre el debate pendiente respecto al aborto para las mujeres y su derecho a decidir, sino que un aspirante a la primera magistratura, con una formación académica de lujo y con una experiencia política de larga trayectoria declare con total desparpajo y haciendo gala de un oportunismo magistral, que él indistintamente de lo que piense, está dispuesto a transar la agenda de derechos de las mujeres en este caso, a cambio del favor de los votos de la mayoría, porque simplemente él no tiene nada que discutir porque “la mayoría abrumadora de este país está en contra del aborto”, por lo tanto él coincide “con la mayoría de los nicaragüenses”. A este tipo de actos de poder, Cruz les ha llamado populismo responsable.
Bajo este mismo concepto, el intelectual ha justificado la vulneración a los derechos de decenas de miles de campesinos en la zona canalera, a cuenta de que era un proyecto para el “bien común” (término bastante colectivista), y que gozaba con la aprobación del pueblo, principalmente el pueblo desempleado de las zonas urbanas de Nicaragua, al que también el intelectual de la política ha caracterizado como clientela electoral.
En resumen, y si por la víspera sacamos el día, el aspirante de CxL ha planteado ya que su modo de gobierno será populista, colectivista y clientelista, que a la ciudadanía nos verá como ya lo hace, como clientela electoral. Aunque tengo que confesar desesperadamente que me tranquiliza mucho que esta propuesta de ejercicio del poder sea lo nuevo por venir, porque se acabó lo viejo.
Nada que discutir
Por último, lo que más me preocupó de toda esa cita, fue la desfachatez con la que desde su cómoda silla declara tajantemente ante la demanda del aborto que “NO HAY NADA QUE DISCUTIR”. Hombre, sin tener el poder del Estado este señor es capaz de decir esto, qué tal cuando llegare a ser presidente, y reciba un poder ejecutivo con ultra poderes presidenciales, siendo el jefe supremo de todas las armas. ¿De qué más podría ser capaz? Y qué va a pasar si la ciudadanía “minoritaria, unipersonal, cuatro gatos”, o como se presenten, vengan y quieran exigir el cumplimiento de sus derechos, ¿Qué va a pasar cuando un grupo de ciudadanos se reúnan en una plaza a protestar por los estragos del modelo económico de compadres que terminará de hacer paste nuestra economía familiar y salgamos a protestar para un cambio real de modelo económico? ¿No habrá nada que discutir porque la mayoría “del pueblo” quiere este modelo que ya implantaron? ¿Qué nos va a decir, que dejemos de joder?