En conmoración al Día Mundial de la Salud, la vocera y vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, hizo mención a la fecha conmemorativa (siete de abril de 1948) y se ufanó, afirmando que para su régimen todos los días son de promoción de salud, «porque es un derecho inalienable, un derecho que (los opositores) quisieron arrebatarnos».
Contrario a las denuncias de la población nicaragüense por la falta de atención y politización en los centros hospitalarios públicos, la vicedictadora dijo que se ha garantizado el derecho a la salud. «Es un derecho que garantizamos todos juntos en esta Nicaragua, porque esa es la voluntad del pueblo nicaragüense, alcanzar cada vez mejores niveles de salud…».
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Murillo se vanaglorió, afirmando que Nicaragua es un país «símbolo de los enormes esfuerzos» que hace la dictadura para proteger a la población. «Con salud es vivir con amor, con optimismo. Con amor todo podemos; con salud todo vencemos; la salud es un don de Dios que debemos cuidar con todos nuestros corazones».
La también esposa del dictador Daniel Ortega, informó que se han logrado vacunar en el segundo día de esa jornada nacional a más de 160 mil personas entre niños y adultos, «lo que equivale al 10 porciento del total de hermanos y hermanas que van a vacunarse contra 16 enfermedades», sin mencionar los tipos de virus o padecimientos.

La dictadura de Daniel Ortega sigue en su intento de mostrar normalidad del país, ufanándose de tener las mejores condiciones en salud, pero no acata las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (…) que ha llamado una vez más a mantener las medidas de prevención contra el COVID-19, mientras no exista cobertura total de personas inmunizadas.
«Lucha contra el odio»
Rosario Murillo volvió a despotricar contra los opositores y dijo que siguen «fortaleciendo» sus derechos, «esos que nos querían arrebatar, porque nos quieren ver desmayados, desconsolados, desfallecidos; no se dan cuenta que nuestro pueblo tiene la luz de Dios y esa luz, esa energía es la que se expresa todos los días».
En cuanto a la comunidad internacional, la vicemandataria refirió que su régimen quiere vivir «tranquilo, con respeto, sin injerencia ni intromisiones y sin sometimientos. Seguimos adelante, siempre luchando de la manos de Dios; venciendo los odios, venciendo los egoísmos, las avaricias, las codicias; venciendo los intentos de humillación y venciendo también aquellos instintos de superioridad».