La noche del martes, 23 de marzo, falleció Rosa Isabel Cortez, viuda de Lisímaco Chávez, tradicionalistas de las fiestas patronales de Santo Domingo de Guzmán en Managua. Cortez, de 92 años, fue la heredera de la tradicional «Chicha de las Siete Quebradas» y la «Vela del Barco» que promovió su esposo Lisímaco, fallecido 15 años antes.
«Su vela se llevará a cabo en su casa de habitación, casa de Lisímaco Chávez. Agradecemos a todos las personas que nos están acompañando», manifestó el miércoles su nieto Reymon Lisímaco Chávez en su perfil de Facebook.
Rosa y Lisímaco duraron 53 años de vida conyugal, tiempo que los hizo leales compañeros para instaurar las tradiciones en honor al «pequeño gran gigante». El nieto relató que su abuela siempre le decía a su esposo: «Lisímaco ¡no seás cochino! porque vos te ponés a fermentar esa chicha, ¡esa chicha vas a dar “de qué hablar”!», en referencia a la «Chicha de las Siete Quebradas» que, según la tradición, era preparada con el agua que Lisímaco usaba para ducharse, luego de permanecer siete días sin bañarse.
«Siempre Lisímaco sabía que tenía detrás una gran mujer. Ella siempre estuvo presente y de cara a las festividades y aquí estamos una vez más haciendo lo mejor que podemos. El legado que el torólogo nos dejó. Siempre vamos a seguir… tratando de mantener siempre el legado de estos tradicionalistas de amor, se van en lo físico, pero su legado queda», manifestó el nieto a Noticias 12.
La vicemandataria Rosario Murillo aprovechó este jueves, 25 de marzo, para manifestar que «se fue doña Rosita y ayer por la noche fue la ceremonia, tradicional vela familiar que realizamos las familias cuando se nos va un ser querido, despidiéndonos y agradeciéndole a Dios por su vida… y en este caso, la madre de la famila, que crearon juntos don Lisímaco y ella, tres hijos de crianza: Reymond Lisímaco Oporta Chávez, Frankling Salomón Oporta Chávez y Mireya Chávez, un gran abrazo».
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Lisímaco Chávez falleció en 2006, a los 77 años, debido a complicaciones en su salud, hoy le acompaña su esposa, dejando a los managuas una de las tradiciones más conocidas y apreciadas en el barrio San Judas, que ahora continúa la familia Chávez.