La vicedictadora y vocera gubernamental Rosario Murillo, un día después de atacar a lo que denomina «potencias imperiales», salió anunciando que los organismos internacionales han aprobado, «por la gracia divina de Dios», más de cien millones de dólares en préstamos para que su Gobierno los invierta en proyectos de salud.
En su acostumbrado monólogo diario a través de los medios de la propaganda gubernamental, Murillo informó que el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) aprobó un préstamo de «114 millones de dólares para siete unidades de salud para mejorar sus capacidades de atención».
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Según la vocera del régimen, 85 millones de dólares fueron aprobados por el BCIE y 29.55 millones más estarán siendo facilitados en concepto de préstamos por la Agencia de Crédito a la Exportación del Reino Unido (Inglaterra), y serán invertidos para mejoras en los hospitales Bertha Calderón de Managua, San Juan de Dios, de Estelí; Manolo Morales, de Managua; César Amador Molina, de Matagalpa; Asunción, de Chontales ;y Humberto Alvarado, en Masaya.
BCIE apoyará con préstamos para mejora de hospitales. Foto: La Prensa
La vicedictadora también detalló que el BCIE aprobó 40 millones de dólares para la ampliación del sistema de transmisión eléctrica y dijo que esos financiamientos son «prodigios de Dios para el trabajo del Gobierno», siempre apoyándose en su supuesta religiosidad para ensalzar a su administración que es acusada de crímenes de lesa humanidad y de mantener bajo constante represión a los que se le oponen.
Murillo dijo que agradecía a los organismos internacionales y nacionales que trabajaban para que ese tipo de financiamiento sea posible, sin referirse a potencias imperiales ni «metrópolis arrogantes» como suele decirle a los países desarrollados que exigen a la dictadura Ortega-Murillo respeto a la institucionalidad y a los derechos humanos.
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Apenas un día antes, al reaccionar a la aprobación por parte del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas de una resolución en la que vuelve a reclamar respeto a los derechos fundamentales de los nicaragüenses, Murillo había despotricado contra los países desarrollados llamándolos potencias imperiales.
«Esta es nuestra patria, esta es nuestra tierra, aquí es donde nacimos, donde vivimos y donde creamos porvenir. No somos hijos de dominio, que potencias imperiales han venido destruyendo el mundo a lo largo de los siglos y más ahora con tanta arrogancia», expresó Murillo.
Cientos de mujeres nicaragüenses marcharon por las calles de Managua el 26 de septiembre 2008, para demandar la restitución del aborto terapéutico en la legislación nacional, derogado por el Parlamento en 2006. EFE/Mario López
Y arremetiendo siempre contra la comunidad internacional, Murillo señaló que «de comunidad tienen muy poco, porque no entienden y sobre todo las potencias acostumbradas a dominar, a humillar; no entienden que este mundo es otro y que ya no puede dominar o humillar como antes y que cada país y cada pueblo tiene conciencia y que nos corresponde a cada país y a cada pueblo seguir caminos, construir y desarrollar nuestros modelos sin voces arrogantes que nos quieran indicar el rumbo de su conveniencia, no de la nuestra».
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Al anunciar la supuesta inversión en hospitales y la graduación de 19 especialistas en perinatología (evaluación y tratamiento de los embarazos de alto riesgo materno-fetal) que estudiaron durante un año para reducir la mortalidad materna, Murillo aprovechó para soltar sus dardos contra los grupos feministas y defensoras de los derechos de la mujer a los que la vocera del régimen reiteradamente ha acusado de promover el aborto y dividir a las familias.
«La lucha por la salud es lucha por la vida, defensa de la vida, y desde el vientre materno; creemos en la familia, creemos en la vida, somos promotores y defensores de nuestros valores tradicionales en algo tan esencial como es la familia y como es la vida desde el vientre materno. Son posiciones de principios de nuestro Gobierno y de nuestro proyecto de bien común», dijo la segunda al mando de la dictadura.