«Llegó el día», fue la última publicación que el opositor y exatrincherado de la UNAN-Managua Sergio José Beteta Carrillo escribió en su cuenta de Twitter a las 6:29 de la mañana del lunes, 21 de diciembre de 2020, dos horas antes de realizar un acto de protesta que consistió en ondear la bandera de Nicaragua y quemar la del Frente Sandinista, lo que le podría costar 16 años de cárcel.
«Sergio salió a las siete de la mañana, no dijo hacia adónde iba, luego de dos horas ya estaban las noticias de su acto de protesta, donde se ensañaron en su contra», narra un familiar de Beteta, quien afirma no conocer el por qué de la acción del «excomando de la UNAN-Managua» en las protestas sociales de 2018.
Uno de sus mejores amigos dijo en anonimato que días antes de la decisión, tuvo comunicación con el ahora preso político, pero no hablaron de la protestas que haría en las inmediaciones de la Universidad Centroamericana (UCA). «Hablamos de un proyecto de trabajo, pero jamás informó de lo que iba hace; no me imaginaba que haría eso. Mucha gente estaba extrañada porque jamás lo comentó, pero ya sabíamos que era espontáneo y decidido».
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Aunque Artículo 66 transmitió el momento del «acto suicida», a como lo ha calificado uno de sus familiares en anonimato, donde el autoconvocado gritó «Viva Nicaragua libre» y exigió la unidad de la oposición, el Juez Séptimo de Distrito Penal de Juicio, Melvin Leopoldo Vargas, lo declaró culpable de los supuestos delitos de tráfico de drogas y portación ilegal de armas. Los testigos fueron policías, quienes porfiaron que el joven no portaba la bandera de Nicaragua, mucho menos quemó la del FSLN; pero en respuesta al fallo, en media sala de juicio, el joven volvió a desafiar al régimen: «¡viva Nicaragua libre!».
Han pasado 79 días de la protesta del «chavalo» flaco, de 1.75 metros de estatura, pero aún se recuerda la forma desafiante y que con firmeza respondió al reportero de este medio de comunicación: «no tengo temor», para luego ser rodeado y golpeado fuertemente por oficiales, paramilitares y fanáticos orteguistas que estaban en la zona y que mientras lo agredían, le gritaban: «el Comandante se queda».

«Es falso que digan que Sergio andaba con estupefaciente, con armas o bajo sustancias ilícitas; lo que hizo fue por amor a su patria, por exigir la unidad de la oposición, porque todos los opositores están dormidos, sin hacer nada y viendo que Nicaragua se está hundiendo a manos de un régimen autoritario», dijo una fuente cercana al joven.
¿Quién es Sergio Beteta?
El joven, originario del barrio San Judas y a quién la dictadura lo privó de su libertad por haber desafiado a Daniel Ortega quemando la bandera rojinegra, es calificado por su mejor amigo como un joven decidido, valiente, sin ningún temor de expresar sus pensamientos y sobre todo amante de la democracia y la igualdad de derecho.
El 24 de Diciembre de 2020, Beteta cumplió sus 30 años en las celdas de la Dirección de Auxilio Judicial en Managua, conocido como el «Nuevo Chipote». Nadie pensaría que el joven nacido en 1990 llegaría a la edad del Señor Jesucristo encerrado por haber ejercido su derecho a la protesta.
Beteta, quien no tuvo apodo, «porque bastaba con su apellido», dice su amigo de infancia, se integró y participó activamente en las protestas en abril de 2018. Una familiar del joven expresó que «tomó la decisión de participar al ver cómo los jóvenes estudiantes que protestaban contra las medidas y la represión desatada por el régimen fueron heridos, desaparecidos y otros asesinados por la guardia orteguista».
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A los 15 años participó junto a otros jóvenes en un curso de producción, cámara y edición, promovido por una escuela técnica de Managua. Trabajó como camarógrafo con otras productoras independientes en la filmación de documentales en zonas rurales de Nicaragua.
Fuentes dijeron a este a este medio de comunicación que a pesar que Sergio Beteta solo logró culminar el cuarto año de secundaria debido a que se dedicó a trabajar, logró aprender a utilizar medios tecnológicos, los que le permitieron estar en canales de televisión, trabajando en el área de producción televisiva. «Sergio es muy profesional a pesar que no tiene un título universitario; si hablás con él, te darás cuenta que es un chavalo con muchos conocimientos».
Según sus familiares, Beteta trabajó como editor para Canal 2 y posteriormente como editor de segmentos variados en Canal 6, renunció antes de las protestas sociales de 2018 y se desvinculó totalmente al conocer cómo «maquillan la información sobre los secuestros y asesinatos de niños inocentes, jóvenes y adultos opositores al gobierno».

«Trabajó como editor y camarógrafo para otras productoras independientes; hasta mayo de 2018 laboró como videógrafo para una empresa de telefonía. Renunció cuando la Policía ejecutaba la búsqueda, secuestro y tortura de jóvenes opositores al régimen, incluyéndolo a él, porque lo buscaban y advertían que si lo agarraban lo involucrarían en delitos de narcotráfico», indicó una familiar.
Estuvo exiliado en Costa Rica
En agosto de 2018, Beteta Carrillo tuvo que exiliarse en Costa Rica, luego de saber que la Policía pretendía capturarlo y enjuiciarlo por delitos comunes. Estando en el exilio trabajó para Radio Urbana, del país vecino del sur, donde tuvo la oportunidad de tomarse una fotografía con el presidente Carlos Alvarado, cuando el mandatario tico visitó esa emisora.

En una de las protestas en Costa Rica, el nuevo preso político se tomó una fotografía con la joven opositora Zayda Hernández. En esa ocasión vestía la misma ropa con la que fue capturado el 21 de diciembre de 2020, aunque según el abogado defensor Julio Montenegro, el judicial alegó «que en el vídeo transmitido en vivo, tenía la cara tapada y podría ser otra persona».
En mayo de 2020, decidió regresar a Nicaragua, debido a la situación difícil que vivían los exiliados y más por la pandemia del COVID-19. «Al regresar a Nicaragua, Sergio (Beteta) realiza la acción de protestar cívicamente, llamando a la unidad de las fuerzas opositoras, pidiendo no se olvide a los jóvenes que fueron asesinados y a los que quedaron lisiados y con graves secuelas por las balas disparadas por la Policía del régimen, para que no se olviden de los presos políticos que sufren todo tipo de vejámenes, mientras la oposición a casi tres años del inicio de esta lucha no logra unificar esfuerzos dejando a un lado intereses personales», expresó una amiga del preso político.

«Ahora él (Sergio Beteta) se suma a la lista de presos políticos, solo por haber desafiado al régimen, quemado una bandera que solo es símbolo de la represión, la sangre y la muerte del que piensa diferente», señaló también una de sus familiares, quien exige a la dictadura lo libere.
¿Sergio no portaba la bandera de Nicaragua cuando fue detenido?
Durante el juicio contra Sergio Beteta, celebrado el tres de marzo de 2021, policías testificaron que el joven opositor no portaba la bandera de Nicaragua al momento de la detención, a pesar que la transmisión en vivo de este medio muestra el momento cuando el joven opositor, con bandera en mano, protestaba en las inmediaciones de la Universidad Centroamericana (UCA), dijo Montenegro.
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El defensor de derechos humanos agregó que los oficiales de la dictadura también negaron que el joven quemó la bandera del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y al contrario, aseguraron que lo único que le encontraron fue 2,340 gramos de marihuana y un arma de fuego.
Esta es la segunda ocasión que Beteta deja grabada la frase «¡Viva Nicaragua Libre!» ante jueces sandinistas. Durante la audiencia inicial realizada en su contra, el 18 de enero, el autoconvocado escribió las mismas palabras en el acta, lo que «al parecer molestó bastante a la judicial, quien agarró el acta y le llamó la atención a Beteta que «ahí no estaba en asuntos de política», la jueza Karen Vanesa Chavarría rompió el acta y mandó a hacer otra» que el joven tampoco firmó, aseguró anteriormente el abogado defensor.
Los amigos de Beteta lo identifican como un joven amante del béisbol y del baloncesto. Desafiante y valiente. A pesar de su edad, es identificado como un antisandinista de toda la vida.
«¡Pida 100 años, pida los que quieran!, pero les aseguro que pronto ustedes van a quedar sin trabajo por exigir condena en contra de una persona inocente», fue la respuesta de un firme Sergio Beteta a las exigencias de la Fiscalía. El opositor concluyó su intervención en la última audiencia de juicio con el mismo grito: «¡Viva Nicaragua libre!».