La vocera del régimen Rosario Murillo culpó nuevamente a las protestas sociales de 2018 como las causantes de la crisis socioeconómica y la pobreza que ha prevalecido en el país durante los catorce años de su administración. En su mensaje de este lunes, 25 de enero, Murillo reiteró su llamado a la «unidad» para luchar contra lo que denomina «odio» en lo que parece solo campaña electoral.
«A medida que conocemos de la experiencia valiente, valerosa, valiosísima de las familias nicaragüenes cada día crece la convicción de que tenemos que trabajar con velocidad máxima, avanzar con velocidad máxima en todos los propósito que nos lleven a ir adelante, sin atraso, sin ese odio que tanto nos destruyó, que debe desaparecer de los corazones, con odio nunca más», dijo Murillo durante su intervención a través de los medios gubernamentales.
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«Tenemos que vivir como hermanos con seriedad, con responsabilidad y con amor, amor cristiano y que nunca más se despliegue como se desplegó en tiempo reciente ese odio inhabilitante, discapacitante, desgraciadamente criminal, destructor, que nos atrasó y nos atrasa tanto, pero nos conocemos y sabemos que Dios nos ha bendecido con un amor a toda prueba», añadió en referencias a las protestas cívicas de hace dos años.
Continuó justificando la precariedad de vida de los nicaragüenses con las demandas sociales, asegurando que «aunque nos atrasaron, ni pudieron, ni podrán, por supuesto, acabar con la energía victoriosa del pueblo nicaragüense. Ese es nuestro principal tesoro, patrimonio de este pueblo, esa energía luminosa, indetenible, que tenemos para trabajar, avanzar, alcanzar poco a poco».
Universitarios quienes se sumaron a las protestas contra el régimen de Ortega perdieron su vida a manos de la Policía y paramilitares. Foto: Cortesía
En tiempo electoral, prometió que seguirán «avanzando para luchar contra la pobreza, para dejar atrás el odio que atrasó los avances contra la pobreza, atrasó el odio que se encarnó en seres destructivos, el odio que cegó alguna gente, atrasó los programas, los proyectos, pero ya decimos nuestro talento natural y nuestro buen corazón llenos de esperanza, nos ha permitido avanzar y seguir luchando la pobreza y seguir luchando contra la pobreza espiritual y la precariedad espiritual y la falta carencia de sensibilidad, de solidaridad, de amor al prójimo, lo que llamamos indiferencia y exclusión».
A pesar que su régimen aún arrastra las afectaciones socioeconómicas a consecuencia de la crisis política desde que se instauró la dictadura, Murillo indicó que esas protestas y la oposición los detuvo «un momento», pero no lograron frenar lo que llamó «el inmenso espíritu del pueblo nicaragüense» que «hoy más que nunca está comprometido en salir adelante».
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La vicepresidenta sancionada por Estados Unidos por ser considerada cómplice de violaciones contra los derechos humanos en Nicaragua, continuó prometiendo que su régimen volverá a trabajar como lo hacía antes de las protestas de 2018. «Como venía antes de que el odio cegara, antes de que el odio nos arrebatara por un tiempito la paz, seguir cambiando Nicaragua con esa experiencia verificable, con esa experiencia que asegura absoluta credibilidad sobre lo que todos podemos hacer en unidad por el bien común para crear el porvenir que queremos», manifestó a las puertas de posibles elecciones generales y con la presión nacional e internacional para que su régimen asegure comicios justos y libres.