En los últimos lustros del siglo XX el mundo entró aceleradamente en la sociedad y la economía del conocimiento. La educación es un factor importante para el desarrollo integral de las personas. El capital educativo de la población, es decir, el acervo de valores, conocimientos, habilidades, destrezas incorporadas por las personas en sus procesos de su educación.
La educación tiene un fuerte impacto positivo sobre las condiciones de vida, en la salud, en la movilidad social, el salario, la productividad, la mortalidad infantil, etcétera. También la educación es un factor básico en la lucha contra la pobreza. La educación abre las posibilidades de acceder y mantener un empleo productivo, lo mismo que generar un ingreso que pueda cubrir sus necesidades humanas.
Desde el 2008 al 2020, Nicaragua muestra tasas netas de escolaridad primaria estancadas, disminuyendo la cobertura en secundaria, mientras que la oferta en educación preescolar es insignificante, mientras que educación técnica y universitaria es muy limitada. Las posibilidades de adquirir una educación de calidad están localizadas en algunos colegios privados.
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Es difícil creerlo, pero en Nicaragua la educación y el conocimiento no es central, sino marginal en las políticas estratégicas del régimen Ortega-Murillo. No hablo de intenciones son hechos. Según los documentos “Nicaragua en cifras 2010” y “Nicaragua en cifras 2019” del Banco Central de Nicaragua (BCN) la inversión gubernamental en educación pasó del 5.3% en el 2008, al 3.1% en el 2016 y al 3.4% en el 2019; es decir, una relación de 4.6 puntos por debajo de lo recomendado internacionalmente. El limitado presupuesto en relación al Producto Interno Bruto (PIB) pone en riesgo que las metas educativas establecidas en la Agenda 2030 no se cumplan.
Para el año 2000, la inversión del Estado nicaragüense fue US$ 46.05 dólares por estudiante por año, frente a los US$ 410 dólares anuales en Costa Rica. En el 2013, el promedio de la inversión en educación por alumno en Costa Rica alcanzó los US$ 700 dólares anuales, frente a los US$ 70 dólares por alumno por año en Nicaragua. Debido al rezago tanto en cobertura, deserción e inversión, de mantenerse las tendencias actuales, la brecha entre Nicaragua y los otros países centroamericanos tenderá a ampliarse.
Según el documento “Nicaragua en cifras 2017” del BCN, entre el 2010 y el 2017, la asignación a la educación en relación al PIB cayó desde el 5.4% al 3.1% respectivamente. Por lo tanto, la inversión por estudiante por año descendió a US$ 44.47 dólares. Es decir, la brecha en educación entre los recursos invertidos y los necesarios se agrandó. Un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) indica que “las opciones para no caer en pobreza disminuyen en la medida que aumentan los niveles de escolaridad” y, por lo tanto, la pobreza aumenta cuando disminuyen los niveles de escolaridad.
La asignación del 3.4% del PIB no es la cifra adecuada para mejorar la educación. La asignación del 8.0% del PIB es lo que proponen los organismos internacionales como la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), OXFAM y los expertos independientes; es la única manera de poder brindar una enseñanza de calidad. Una conclusión elemental diría que la ecuación es simple: a más inversión en educación mayor posibilidad de desarrollo económico, bienestar social y mejor desarrollo humano.
Según datos del “Censo de Población y Vivienda de 2005”, la escolaridad promedio de la población nicaragüense es de 6.9 años, sin embargo, en el sector rural desciende a 3.6 años. De acuerdo con Human Development Report 2020 del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la escolaridad promedio de la población nicaragüense en el 2019 fue de 6.7 años, es decir, se produjo un descenso entre el 2005 y el 2019. Por otro lado, estudios de la Cepal indican que se requiere un mínimo de 12 años de escolaridad para tener la posibilidad de obtener ingresos que permitan superar la pobreza.
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La educación primaria representa una piedra importante de las oportunidades educativas y forma parte del compromiso constitucional que el Estado tiene con los nicaragüenses. De acuerdo con el documento “Nicaragua en cifras 2012” del BCN y al “Informe del Comandante Presidente Daniel Ortega al pueblo y a la Asamblea Nacional 2013”, entre el 2007 y 2013, la matrícula inicial en primaria se contrajo en 72,363 niños, al pasar de 952,964 alumnos en el 2007 a 880,601 alumnos.
Según el BCN y a la Fundación Internacional para el Desafío Económico Global (FIDEG), la tasa neta de matrícula primaria a nivel nacional pasó de 87.2% en el 2008, a 91.3% en el 2017 y al 87.4% en el 2019. Es decir, en los años 2008 y 2019 de cada 100 niños 13 no logran ingresar a la escuela y un porcentaje importante de quienes ingresan al primer grado desertan en el transcurso de los años.
Oenegés que trabajan con niñez demandan suspensión de clases en las escuelas. Foto: Confidencial
Entre el 2007 y 2013, la matrícula inicial de secundaria se incrementó al extenderse desde 451,083 a 507,375 alumnos; es decir, en 7 años la matrícula creció un 12.47% a un promedio anual de 1.78%. De acuerdo a FIDEG, la tasa neta de matrícula secundaria, a nivel nacional, era en el 2017 de 62.8%.
Uno de los principales problemas que enfrenta el sector educativo de primaria es la continuidad de los estudiantes es baja, revelando altas tasas de deserción y repetición. En el 2012, por ejemplo, de acuerdo con el informe “Estadísticas Educativas” del Ministerio de Educación, los niños que se matricularon en primer grado de primaria y únicamente el 40% de ellos lograron llegar al sexto grado. Uno de los factores que incide en la deserción es la necesidad que a temprana edad niños y jóvenes se integran al mundo laboral a fin de ayudar al raquítico ingreso familiar de los sectores pobres. De acuerdo con el “Quinto Informe Estado de la Región en Desarrollo Humano Sostenible 2016”, Nicaragua presenta la mayor tasa de deserción en secundaria a nivel centroamericano al alcanzar el 19.2%.
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El “Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo 2020: América Latina y el Caribe. Inclusión y Educación” de la UNESCO, señala que las probabilidades de que los alumnos/as del 20% más ricos de la población finalicen secundaria son, en promedio, cinco veces más altas que las de los alumnos/as del 20% más pobre. También indica que la mitad de los alumnos/as de 15 años de América Latina no alcanza el nivel mínimo de aprendizaje en lectura/escritura y matemáticas, Nicaragua aparece en el penúltimo lugar. Es decir, por el sistema educativo deficiente y la mala calidad los estudiantes no aprenden lo que necesitan aprender.
La calidad de la educación secundaria del país, en general, deja mucho que desear en relación a los estándares centroamericanos. Por ejemplo, en el 2014, en el examen de admisión en la Universidad de Ingeniería de los 2,600 bachilleres que se presentaron solamente 208 alumnos equivalente al 8.0%. En opinión de las autoridades académicas los estudiantes cuando llegan a las universidades tienen mala ortografía y no comprenden los enunciados de lo que están leyendo.
El régimen para el año escolar 2021 tiene como meta alcanzar 1,700.000 estudiantes en la matrícula inicial total. Entre el 2007 y 2021, se incrementará el número de alumnos en 77,897 estudiantes en 14 años, equivalente a 5,564 alumnos por año. Sin embargo, el crecimiento de la población escolar nos indica que la matrícula inicial total debería de ser alrededor 2,400.000 alumnos. Es decir, aproximadamente unos 700 mil niños y jóvenes o más no están en el sistema escolar.
A partir del año 2014, los datos segregados en materia de educación y salud no son publicados por el gobierno Ortega-Murillo con el objetivo de ocultar la realidad. Sin embargo, hemos encontrado, en diferentes publicaciones, los siguientes datos.
En base a los documentos: “Nicaragua en cifras 2014”, “Nicaragua en cifras 2017” y “Nicaragua en cifras 2019”, todos publicados por el BCN logramos obtener los siguientes datos:
A) Resulta que las personas mayores de 10 años que alcanzaron algún nivel educativo de primaria, como máximo, fueron 1,695.267 personas tanto en los años 2014, 2017 y 2019. Lo mismo sucede con las personas que alcanzaron cierto nivel educativo de secundaria, como máximo, lograron la cifra de 1,034.195 personas. Llama la atención que sea la misma cifra en los tres años indicados. Los que nos indicaría que un buen porcentaje de la población no ingresa al sistema educativo y conformaría indirectamente lo que hemos sostenido en el inciso 12 y 13 del presente artículo.
Colegios públicos de Masaya se niegan a suspender clases pese a que padres de familias no mandan a sus hijos por miedos a brotes del COVID-19. Foto: Noel Miranda/Artículo 66
B) También, resulta que las personas mayores de 10 años con algunos años de educación universitaria sean iguales en el año 2017 y 2019. Esto nos indicaría un estancamiento en la matrícula universitaria.
C) 784.174 personas mayores de 10 años no tienen ningún año de escolaridad (analfabetos), el número es igual en 2014, 2017 y 2019, lo que resulta preocupante es que el número de analfabetos no se haya movido durante tres años. A ese dato hay que agregarle los analfabetos funcionales que solamente tienen entre uno y tres grados de primaria. Estimaciones del analfabetismo más el analfabetismo funcional se calcula en más del 20 por ciento de la población mayor de 10 años.
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D) La pregunta que surge es: ¿Por qué el BCN hace esas publicaciones con exactamente los mismos datos años tras años? A mi criterio es la misma lógica ocultar la información y falsearla, el objetivo del régimen es que no se conozca la realidad; seguir alterando, engañando y mintiendo. Pensaron que nadie iba a analizar la secuencia de los datos de cada año y por lo tanto no veían ningún problema en inventar, adulterar, falsificar o engañar. Los funcionarios del Banco Central de Nicaragua se han transformado en propagandistas de la mentira.
E) El estado actual de la educación en general es deplorable, hay retraso y estancamiento (infraestructura, empirismo, salarios paupérrimos de los maestros, deserción, repetición, pésima calidad, etcétera), principiando por la base de la pirámide (preescolar y primaria). En base a lo anterior NO es posible extraer una mirada positiva para la marcha futura de la nación. En la clase dominante NO hay pensamiento o visión de futuro en materia educativa.
F) No es posible reformar al régimen, ni atenuarlo, domesticarlo o humanizarlo. Es imposible mejorar el sistema educativo con el régimen Ortega-Murillo en el poder; hay que darle fin.
Sólo mierdas son estis golpistas todo mierda es el Gobierno, se van a tirar un p edo y es el Gobierno q se lo tiró Sátrapas