En la homilía de este domingo, 20 de diciembre, en la Catedral San Pedro, en Matagalpa, Monseñor Rolando Álvarez, Obispo de la Diócesis de ese departamento, exhortó a los nicaragüenses a no temer por las situaciones que vive actualmente el país a manos de la dictadura de Daniel Ortega y que mas bien se debe de trabajar por la reconstrucción de la democracia sin anhelar cuotas de poder.
«El miedo paraliza, inmoviliza. No tengamos miedo, no tengamos miedo a la incertidumbre, no tengamos miedo a la confusión, no tengamos miedo al otro, no tengamos miedo a lo que vendrá, no tengamos miedo por el futuro de Nicaragua», expresó el religioso ante los feligreses que asistieron a la misa de adviento.
También hizo énfasis que pese a la crisis que vive el país se debe de confiar en Dios para que haya un verdadero cambio. «Estamos en las manos de Dios y él nos sostiene, nos conduce en esta historia cargada de quebrantos, crisis, enfermedades y llantos. Dios es nuestra paz, nuestra esperanza y alegría».
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En clara alusión a los partidos políticos, tanto opositores como a la dictadura de Daniel Ortega, el obispo llamó a los nicaragüenses a no temer por la intransigencia, la ambición, la crueldad y por las ansias de poder y de protagonizar «Creemos en cielos nuevos y tierra nueva, creemos y lo hemos dicho, que una Nicaragua donde todos convivamos como hermanos sin ofendernos, ni humillarnos, es posible».
«Hay que soñar en una Nicaragua donde no haya pasada de facturas»
En cuanto a la persecución y asedio que se vive en el país, donde le régimen de Ortega se niega dejar el poder, Álvarez indicó que se debe de soñar y trabajar en «una Nicaragua donde nunca ruja la voz del cañón, ni los tambores de la venganza o de pasadas de facturas».
En referencia a los exiliados que tuvieron que huir para no ser criminalizados por su posición política, Álvarez dijo que «trabajemos por una Nicaragua donde entendamos que todos debemos vivir en nuestra tierra, que tenemos derecho y deber de sacarla adelante por el bien de las futuras generaciones. Una Nicaragua en paz y justicia, una Nicaragua justa con los pobres».

El religioso culminó su homilía exhortando a la oposición política a no esperar que la crisis que vive el país sea resuelta por las potencias mundiales. «Las decisiones las tomemos los nicaragüenses, no se espere una orden de afuera para actuar, trabajar, producir, construir».
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Además enfatizó en que se puede recibir ayuda de los organismos internacionales, pero sin someterse a imposiciones. «Una Nicaragua abierta al mundo, a todos los que nos quieran ayudar, pero con respeto a nuestros pensamientos, a nuestra identidad e idiosincrasia».